El Jardín Botánico de Angra do Heroismo. Foto pinterest. michelle adams |
Hoy será nuestro segundo día de visita en la Isla Terceira, y aunque el tiempo está algo cambiante, vamos a recorrer a pie y en coche, otras bellezas de la capital, Angra do Heroismo.
El Ayuntamiento de Angra o Cámara Municipal, se ubica en un noble edificio neoclásico en piedra, cuya amplia fachada principal se asoma a la Plaça Velha, justo al lado de nuestro hotel. Con este palacio comenzamos nuestro segundo día de visita a la ciudad capital de la Isla Terceira.
Desde la entrada, una elegante escalinata nos conduce hasta el primer piso. Allí se encuentra el Salón Noble, adornado con una buena decoración de estuco y elegante mobiliario decimonónico. Varios elementos expuestos dan testimonio de la historia de la ciudad, entre ellos la primera Bandera constitucional que era azul y blanca, así como diversos retratos reales. Anexo a esta sala se encuentra el Salón de Sesiones.
Desde la Cámara Municipal, nos dirigimos al vecino Palacio de los Capitanes Generales. Este gran edificio, en color blanco y albero, personificó el poder civil en el archipiélago a lo largo de su historia durante más de cuatro siglos. Sirvió como sede del primer gobierno unificado del archipiélago (período de la Capitanía General de las Azores), como Palacio Real, como sede del Gobierno Militar de las islas, y como sede de la Presidencia del Gobierno de las Azores. En la actualidad, es una de las sedes de la Presidencia del Gobierno Regional.
Ocupa los edificios de lo que fuera Colegio de la Compañía de Jesús en las Azores, institución fundada a principios del siglo XVII, durante la ocupación española. En él se impartían filosofía, arte y teología, entre otras materias importantes. Pero la Orden de Jesuitas fue expulsada de Portugal en 1759 por el ilustrado Marqués de Pombal. El mismo marqués nombró al primer Capitán General de las Islas y aprovechó el edificio para instalar allí la Capitanía.
Adosada al palacio se encuentra la iglesia do Carmo o del Carmen, de airosa fachada, también conocida como de San Ignacio de Loyola. Es el antiguo templo jesuítico del Colegio, que guarda interesantes obras de arte, pero durante nuestra visita estaba cerrado por obras.
Lo que fue un palacio es hoy un Museo con bellas piezas y mobiliario de los siglos XVII y XVIII. Allí pernoctaba el rey Pedro IV durante las luchas políticas portuguesas y allí residieron después los últimos reyes portugueses, Don Carlos y Doña Amelia cuando fueron a Terceira en 1901. Con su mezcla de convento-palacio es una visita realmente agradable.
A este edificio e institución perteneció un bellísimo Jardín Botánico, que hoy es de libre acceso, con horario limitado de apertura y sumamente cuidado. Este oasis de verdor está adosado a nuestro hotel, al que presta su nombre, el Angra Garden. Despertarse cada mañana con el canto de las aves y contemplar el espectáculo de plantas y árboles exóticos en floración, frente al balcón de la habitación, es desde luego muy gratificante.
Desde el Jardín Botánico y ascendiendo una escalinata, se llega al antiguo Convento e Iglesia de San Francisco y de la Virgen da Guía.
Los monjes franciscanos llegaron a Terceira a mediados del siglo XV. Edificaron en este mismo lugar una ermita y un pequeño cenobio que fue más tarde derruido. Es fama que cuando Vasco de Gama visitó la isla en 1499 residió allí. Pero este convento, fue levantado sobre las ruinas de aquel y fue bendecido en 1670.
Es una de las mayores construcciones religiosas de la isla. Pintado en colores blanco y rojo teja, es una hermosa edificación que destaca sobre el conjunto urbano.
Con la extinción de las órdenes religiosas en Portugal en 1833, el lugar fue ocupado por el Liceo Nacional de Angra, durante más de un siglo. Al quedar vacío hacia 1940, fue destinado a Museo de la Ciudad de Angra. Está dedicado a la historia, la etnografía y el patrimonio de Terceira. Alrededor de su gran patio, antiguo claustro, las diversas salas exponen una elaborada historia azorina; de los navegantes portugueses; del comercio y la colonización en Brasil, y de la dinastía real de Portugal. Un magnifico, moderno y didáctico espacio museístico.
Cruzando este patio conventual se expone una buena colección de Carruajes antiguos. Más adelante, la Iglesia, alta y espaciosa, ofrece una espléndida muestra de azulejería portuguesa, así como bellas capillas, tanto la mayor como las laterales, dedicadas a santos franciscanos y la Virgen de Guía. Desde el Coro hay una buena vista general del templo.
Siguiendo por la ladeira de San Francisco y tomando la rua do Cruceiro se llega a un interesante conjunto arquitectónico. La iglesia parroquial de Nª. Sª. da Conceiçao es, junto con la Sé Catedral, una de las dos iglesias más antiguas de la ciudad.
En ese otero elevado, uno de los primeros pobladores levantó a mediados del siglo XV una sencilla ermita con la misma advocación actual. El templo presente, con airosa y elegante fachada, y torre- campanario adosada, escalinata y gran portada de acceso, destaca por sus colores azul y blanco. Se levantó a mediados del siglo XVI en el mismo lugar que la ermita anterior.
En el interior, destaca la techumbre de la nave principal, de madera de cedro, decorada con pinturas en motivos orientales. También son interesantes los retablos de la capilla mayor. En 1980, el terremoto dejó muy dañado el templo, que hoy en día se halla totalmente restaurado.
Casi enfrente a la iglesia, se levanta el Palacete de Silveira e Paulo, una interesante construcción burguesa de finales del siglo XIX. Fue la residencia de un rico negociante de cacao, en la isla de Santo Tomé, que era originario de esta zona. En los jardines de esta quinta se ha construido muy recientemente, la Nueva Biblioteca de Angra, y el Archivo de la Ciudad. Es una interesante obra, diseño de la arquitecta local Inés Lobo, que merece la pena de ser visitada.
Para proseguir nuestra visita podemos ascender a pie o mejor en coche, al llamado Alto o Outeiro da Memoria. Se eleva este monumento sobre la ciudad y en lo alto del Jardín Botánico. Es un curioso obelisco, pintado en colores albero y blanco, de simbología masónica, que recuerda algo a las stupas budistas. Fue levantado a mediados del XIX, en conmemoración de la estancia del rey Pedro IV, que se refugió en Terceira durante las luchas constitucionales en tierra portuguesa continental.
En este lugar estratégico hubo en tiempos un Castillo o fortaleza, que habían levantado los primeros pobladores de la isla como vigía del puerto y la ensenada. Ciertamente la vista que se divisa desde aquí arriba es espléndida: se domina todo el centro histórico de la ciudad, la bahía, el puerto, la mole del Monte Brasil y los dos castillos defensivos San Sebastián y San. Felipe. En la dirección opuesta las sierras de Morião y de Ribeirinha.
Desde lo alto se perciben claramente las dos diferentes secciones urbanas de Angra. Las calles que descienden del Memorial hasta el puerto, tienen un trazado irregular que es propio del primitivo planeamiento urbano. Por el contrario , toda la zona que visitamos ayer la forman calles paralelas que se cortan en un rectángulo casi perfecto, y son clásicas de siglos más modernos.
Descendemos del Memorial en dirección al puerto y nos acercamos a la Plaza de Toros. Junto al coso taurino, en una rotonda, se encuentra el precioso Monumento al Toro. Tres grandes morlacos, en pleno salto espectacular, homenajean al bravo animal, y la tradición taurina más espectacular de Terceira: las Touradas.
Solamente en esta isla azorina existen toros bravos y no se concibe una fiesta entre mayo y octubre, que no tenga su correspondiente tourada. En realidad se trata de un “ toro ensogado”, como se hace en algunos lugares de España. Quizás sea una tradición festiva, traída hasta aquí por españoles, ya que la fecha de datación de esta fiesta es del año 1622, en los tiempos de la ocupación hispana.
El toro corre por la vía pública, atado con una maroma al cuello de unos 80 metros y en cuyo extremo hay 4-6 mozos que lo detienen cuando es conveniente. Se suelen correr cuatro toros, nunca juntos, una media hora cada uno y no más de 500 metros de recorrido.
Desde la Plaza de Toros, decidimos irnos a comer a uno de los lugares recomendados por nuestros guías: el Restaurante Rocha en Porto Judeu. En un hermoso y tranquilo comedor con espectaculares vistas al mar, degustamos unas excelentes lapas, y un pescado muy fresco, preparado a la parrilla, grilhado, como se dice en portugués.
Tras una amena y divertida sobremesa con unos amigos del grupo, Goyo y Rosa, regresamos por la carretera de la costa, disfrutando del bellísimo paisaje, del campo verde y del mar azul, sin prisas. En el camino visitamos la Bahía de Morgado y algo más arriba el mirador de la Sierra de Ribeiriña, desde donde se divisa el inmediato islote de Cabras.
Entramos a Angra por la avenida de D. Enrique el Navegante, y descendemos hacia el mar hasta alcanzar el Castillo de San Sebastián que formaba otro punto estratégico de la defensa histórica del puerto de Angra.
Es este recinto amurallado de pequeña dimensión, se ha instalado dentro del patio, un pequeño hotel moderno, sencillo y de buen precio, la “ Pousada de Angra “ . Permiten la entrada a los no huéspedes, que pueden disfrutar de la espectacular vista sobre el llamado Porto das Pipas y los acantilados cercanos. Se recomienda contemplar el atardecer desde sus murallas, cómodamente ubicados en el bar del hotel.
Salimos del castillo y tomamos el paseo de Barcelos. Allí nos sorprende la mole moderna del hotel Angra Marina que, en su momento, tuvo serios problemas para construirse, porque desentona totalmente con el paisaje urbano del puerto. Es un murallón de 12 plantas, de habitaciones dispuestas en terraza que me recordó de inmediato al hotel Semiramis de Puerto de la Cruz. Pero es el único 5 estrellas de la isla.
Tras dejar el puerto, nos adentramos por las estrechas ruas empedradas, que ascienden colina arriba: Figueiredo, Cardoso y Armador, adornadas de casas sencillas de gusto popular pero escasa armonía. Aquí damos por finalizada nuestra visita de hoy. De allí a nuestro hotel Angra Garden, en la Plaza del Concello o Plaza Velha, hay apenas dos calles, aunque sean en cuesta.
Procuraremos descansar lo mejor posible. Mañana nos llevan los chicos de Aguiatour a dar la vuelta a la isla. Será una jornada inolvidable.
El Palacio de la Cámara Municipal o Ayuntamiento de Angra
El Ayuntamiento de Angra en la Plaza Velha. Foto panoramio |
El Ayuntamiento de Angra o Cámara Municipal, se ubica en un noble edificio neoclásico en piedra, cuya amplia fachada principal se asoma a la Plaça Velha, justo al lado de nuestro hotel. Con este palacio comenzamos nuestro segundo día de visita a la ciudad capital de la Isla Terceira.
Desde la entrada, una elegante escalinata nos conduce hasta el primer piso. Allí se encuentra el Salón Noble, adornado con una buena decoración de estuco y elegante mobiliario decimonónico. Varios elementos expuestos dan testimonio de la historia de la ciudad, entre ellos la primera Bandera constitucional que era azul y blanca, así como diversos retratos reales. Anexo a esta sala se encuentra el Salón de Sesiones.
El Palacio Museo de los Capitanes Generales y el Jardín Botánico
Fachada de la Iglesia del Carmen. Palacio de los Capitanes Generales. Foto wikipedia |
Desde la Cámara Municipal, nos dirigimos al vecino Palacio de los Capitanes Generales. Este gran edificio, en color blanco y albero, personificó el poder civil en el archipiélago a lo largo de su historia durante más de cuatro siglos. Sirvió como sede del primer gobierno unificado del archipiélago (período de la Capitanía General de las Azores), como Palacio Real, como sede del Gobierno Militar de las islas, y como sede de la Presidencia del Gobierno de las Azores. En la actualidad, es una de las sedes de la Presidencia del Gobierno Regional.
Ocupa los edificios de lo que fuera Colegio de la Compañía de Jesús en las Azores, institución fundada a principios del siglo XVII, durante la ocupación española. En él se impartían filosofía, arte y teología, entre otras materias importantes. Pero la Orden de Jesuitas fue expulsada de Portugal en 1759 por el ilustrado Marqués de Pombal. El mismo marqués nombró al primer Capitán General de las Islas y aprovechó el edificio para instalar allí la Capitanía.
Adosada al palacio se encuentra la iglesia do Carmo o del Carmen, de airosa fachada, también conocida como de San Ignacio de Loyola. Es el antiguo templo jesuítico del Colegio, que guarda interesantes obras de arte, pero durante nuestra visita estaba cerrado por obras.
Palacio de los Capitantes Generales. Salón Interior. Foto wikipedia |
Lo que fue un palacio es hoy un Museo con bellas piezas y mobiliario de los siglos XVII y XVIII. Allí pernoctaba el rey Pedro IV durante las luchas políticas portuguesas y allí residieron después los últimos reyes portugueses, Don Carlos y Doña Amelia cuando fueron a Terceira en 1901. Con su mezcla de convento-palacio es una visita realmente agradable.
A este edificio e institución perteneció un bellísimo Jardín Botánico, que hoy es de libre acceso, con horario limitado de apertura y sumamente cuidado. Este oasis de verdor está adosado a nuestro hotel, al que presta su nombre, el Angra Garden. Despertarse cada mañana con el canto de las aves y contemplar el espectáculo de plantas y árboles exóticos en floración, frente al balcón de la habitación, es desde luego muy gratificante.
El Convento e Iglesia de San Francisco. Museo de la Ciudad
Desde el Jardín Botánico y ascendiendo una escalinata, se llega al antiguo Convento e Iglesia de San Francisco y de la Virgen da Guía.
Los monjes franciscanos llegaron a Terceira a mediados del siglo XV. Edificaron en este mismo lugar una ermita y un pequeño cenobio que fue más tarde derruido. Es fama que cuando Vasco de Gama visitó la isla en 1499 residió allí. Pero este convento, fue levantado sobre las ruinas de aquel y fue bendecido en 1670.
Es una de las mayores construcciones religiosas de la isla. Pintado en colores blanco y rojo teja, es una hermosa edificación que destaca sobre el conjunto urbano.
Iglesia del Convento de San Francisco. Decoración de azulejos. Foto EGE |
Con la extinción de las órdenes religiosas en Portugal en 1833, el lugar fue ocupado por el Liceo Nacional de Angra, durante más de un siglo. Al quedar vacío hacia 1940, fue destinado a Museo de la Ciudad de Angra. Está dedicado a la historia, la etnografía y el patrimonio de Terceira. Alrededor de su gran patio, antiguo claustro, las diversas salas exponen una elaborada historia azorina; de los navegantes portugueses; del comercio y la colonización en Brasil, y de la dinastía real de Portugal. Un magnifico, moderno y didáctico espacio museístico.
Cruzando este patio conventual se expone una buena colección de Carruajes antiguos. Más adelante, la Iglesia, alta y espaciosa, ofrece una espléndida muestra de azulejería portuguesa, así como bellas capillas, tanto la mayor como las laterales, dedicadas a santos franciscanos y la Virgen de Guía. Desde el Coro hay una buena vista general del templo.
La iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y la Biblioteca Nueva
Siguiendo por la ladeira de San Francisco y tomando la rua do Cruceiro se llega a un interesante conjunto arquitectónico. La iglesia parroquial de Nª. Sª. da Conceiçao es, junto con la Sé Catedral, una de las dos iglesias más antiguas de la ciudad.
En ese otero elevado, uno de los primeros pobladores levantó a mediados del siglo XV una sencilla ermita con la misma advocación actual. El templo presente, con airosa y elegante fachada, y torre- campanario adosada, escalinata y gran portada de acceso, destaca por sus colores azul y blanco. Se levantó a mediados del siglo XVI en el mismo lugar que la ermita anterior.
En el interior, destaca la techumbre de la nave principal, de madera de cedro, decorada con pinturas en motivos orientales. También son interesantes los retablos de la capilla mayor. En 1980, el terremoto dejó muy dañado el templo, que hoy en día se halla totalmente restaurado.
Casi enfrente a la iglesia, se levanta el Palacete de Silveira e Paulo, una interesante construcción burguesa de finales del siglo XIX. Fue la residencia de un rico negociante de cacao, en la isla de Santo Tomé, que era originario de esta zona. En los jardines de esta quinta se ha construido muy recientemente, la Nueva Biblioteca de Angra, y el Archivo de la Ciudad. Es una interesante obra, diseño de la arquitecta local Inés Lobo, que merece la pena de ser visitada.
El Outeiro da Memoria y el Mirador de Angra
Outeiro da Memoria. El Obelisco. Foto wikiwand.com |
Para proseguir nuestra visita podemos ascender a pie o mejor en coche, al llamado Alto o Outeiro da Memoria. Se eleva este monumento sobre la ciudad y en lo alto del Jardín Botánico. Es un curioso obelisco, pintado en colores albero y blanco, de simbología masónica, que recuerda algo a las stupas budistas. Fue levantado a mediados del XIX, en conmemoración de la estancia del rey Pedro IV, que se refugió en Terceira durante las luchas constitucionales en tierra portuguesa continental.
En este lugar estratégico hubo en tiempos un Castillo o fortaleza, que habían levantado los primeros pobladores de la isla como vigía del puerto y la ensenada. Ciertamente la vista que se divisa desde aquí arriba es espléndida: se domina todo el centro histórico de la ciudad, la bahía, el puerto, la mole del Monte Brasil y los dos castillos defensivos San Sebastián y San. Felipe. En la dirección opuesta las sierras de Morião y de Ribeirinha.
Desde lo alto se perciben claramente las dos diferentes secciones urbanas de Angra. Las calles que descienden del Memorial hasta el puerto, tienen un trazado irregular que es propio del primitivo planeamiento urbano. Por el contrario , toda la zona que visitamos ayer la forman calles paralelas que se cortan en un rectángulo casi perfecto, y son clásicas de siglos más modernos.
La Plaza de Toros y el Monumento a las Touradas
Monumento al Toro Bravo. Foto lostorosconagustinhervas.blogspot |
Descendemos del Memorial en dirección al puerto y nos acercamos a la Plaza de Toros. Junto al coso taurino, en una rotonda, se encuentra el precioso Monumento al Toro. Tres grandes morlacos, en pleno salto espectacular, homenajean al bravo animal, y la tradición taurina más espectacular de Terceira: las Touradas.
Solamente en esta isla azorina existen toros bravos y no se concibe una fiesta entre mayo y octubre, que no tenga su correspondiente tourada. En realidad se trata de un “ toro ensogado”, como se hace en algunos lugares de España. Quizás sea una tradición festiva, traída hasta aquí por españoles, ya que la fecha de datación de esta fiesta es del año 1622, en los tiempos de la ocupación hispana.
El toro corre por la vía pública, atado con una maroma al cuello de unos 80 metros y en cuyo extremo hay 4-6 mozos que lo detienen cuando es conveniente. Se suelen correr cuatro toros, nunca juntos, una media hora cada uno y no más de 500 metros de recorrido.
La costa occidental de Angra, Porto Judeu y una etapa gastronómica
Desde la Plaza de Toros, decidimos irnos a comer a uno de los lugares recomendados por nuestros guías: el Restaurante Rocha en Porto Judeu. En un hermoso y tranquilo comedor con espectaculares vistas al mar, degustamos unas excelentes lapas, y un pescado muy fresco, preparado a la parrilla, grilhado, como se dice en portugués.
Tras una amena y divertida sobremesa con unos amigos del grupo, Goyo y Rosa, regresamos por la carretera de la costa, disfrutando del bellísimo paisaje, del campo verde y del mar azul, sin prisas. En el camino visitamos la Bahía de Morgado y algo más arriba el mirador de la Sierra de Ribeiriña, desde donde se divisa el inmediato islote de Cabras.
El Castillo de San Sebastián y el puerto de Angra
Fuerte de San Sebastiá .En su interior el Hotel Pousada de Angra. Foto booking.com |
Entramos a Angra por la avenida de D. Enrique el Navegante, y descendemos hacia el mar hasta alcanzar el Castillo de San Sebastián que formaba otro punto estratégico de la defensa histórica del puerto de Angra.
Es este recinto amurallado de pequeña dimensión, se ha instalado dentro del patio, un pequeño hotel moderno, sencillo y de buen precio, la “ Pousada de Angra “ . Permiten la entrada a los no huéspedes, que pueden disfrutar de la espectacular vista sobre el llamado Porto das Pipas y los acantilados cercanos. Se recomienda contemplar el atardecer desde sus murallas, cómodamente ubicados en el bar del hotel.
Salimos del castillo y tomamos el paseo de Barcelos. Allí nos sorprende la mole moderna del hotel Angra Marina que, en su momento, tuvo serios problemas para construirse, porque desentona totalmente con el paisaje urbano del puerto. Es un murallón de 12 plantas, de habitaciones dispuestas en terraza que me recordó de inmediato al hotel Semiramis de Puerto de la Cruz. Pero es el único 5 estrellas de la isla.
La Banda municipal interpretando el concierto festivo frente al Ayuntamiento. Foto JGP |
Tras dejar el puerto, nos adentramos por las estrechas ruas empedradas, que ascienden colina arriba: Figueiredo, Cardoso y Armador, adornadas de casas sencillas de gusto popular pero escasa armonía. Aquí damos por finalizada nuestra visita de hoy. De allí a nuestro hotel Angra Garden, en la Plaza del Concello o Plaza Velha, hay apenas dos calles, aunque sean en cuesta.
Procuraremos descansar lo mejor posible. Mañana nos llevan los chicos de Aguiatour a dar la vuelta a la isla. Será una jornada inolvidable.
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