El regreso hacia Cuzco, desde Machu Picchu, fue por camino diferente
al de la ida. Desde
Ollantaytambo tomamos el ramal del tren que asciende por las
laderas del Valle Sagrado, dejando a un
lado la carretera que se dirige hacia Urubamba y Pisac. La subida es
fuerte pero el paisaje es extraordinario y permite divisar todo el valle en la lontananza, mientras se asciende hasta
una zona de meseta, que es realmente
sobre la que se asienta la ciudad de Cuzco. Unas tierras que llegan a los 3.300 metros de
altitud. Empezamos a entrar ya en altitudes
importantes, que provocarán antes o después, síntomas del mal de altura. Y este
riesgo no nos abandonará hasta Arequipa. Aun nos tendríamos que defender
durante varios días de él.
No debe llegarse a Cuzco sin pasar antes por Sacsayhuamán, preludio en grado sumo de los basamentos
ciclópeos que luego encontraremos en la capital inca.
La capital del Imperio Inca
Cuzco es la capital mas cargada de historia del Perú. Fue la capital y sede de gobierno del Reino Inca y lo siguió siendo al iniciarse la época imperial, convirtiéndose en la ciudad más importante de los Andes y de América del Sur. Este centralismo le dio auge y se convirtió en el principal foco cultural y eje del culto religioso. Se atribuye al gobernante Pachacútec el haber hecho del Cuzco un centro espiritual y político. El 9º Inca , como se le conoce, llegó al poder en 1438. Y durante su reinado y el su hijo Túpac Yupanqui, el dominio de Cuzco llegó hasta Quito, por el norte, y hasta el río Maule, por el sur, integrando política y culturalmente a los habitantes de 4.500 kms lineales de la cadena andina.
Cuzco es la capital mas cargada de historia del Perú. Fue la capital y sede de gobierno del Reino Inca y lo siguió siendo al iniciarse la época imperial, convirtiéndose en la ciudad más importante de los Andes y de América del Sur. Este centralismo le dio auge y se convirtió en el principal foco cultural y eje del culto religioso. Se atribuye al gobernante Pachacútec el haber hecho del Cuzco un centro espiritual y político. El 9º Inca , como se le conoce, llegó al poder en 1438. Y durante su reinado y el su hijo Túpac Yupanqui, el dominio de Cuzco llegó hasta Quito, por el norte, y hasta el río Maule, por el sur, integrando política y culturalmente a los habitantes de 4.500 kms lineales de la cadena andina.
Los incas organizaron su
división administrativa de manera que los límites de las cuatro regiones del imperio
coincidieran en la plaza principal del Cuzco. Parece que el diseño original de
la ciudad- en forma de puma sagrado recostado – fue obra de Pachacútec que era
un visionario de la
arquitectura. El plano
del Cuzco antiguo tiene forma de un puma delineado, con la plaza central ó Haucaypata en la posición que ocuparía el pecho
del animal y la cabeza del felino situada en la colina – que dominando la
ciudad – está ocupada por la fortaleza de Sacsayhuamán.
Los conquistadores españoles supieron desde su llegada a lo que es
hoy territorio peruano,
que su meta era tomar la ciudad del Cuzco, capital del imperio. Tras capturar
al inca Atahualpa en Cajamarca, iniciaron su marcha hacia el Cuzco. El 23 de Marzo de 1533
Pizarro otorgó a la ciudad la denominación de Cuzco, ciudad noble y grande. Como era costumbre para extirpar las
tradiciones indígenas, los conquistadores construyeron sobre las ruinas de los edificios incas, sus
iglesias y conventos. Sobre el antiguo palacio del 8º Inca – Viracocha - se levantó la catedral y sobre los restos del
Templo del Sol, el principal complejo religioso prehispánico, los dominicos
edificaron el gran convento de Santo Domingo, justamente ubicado en lo que se suponía
la cola del puma.
Sacsayhuamán
Sacsayhuamán merece un tranquilo paseo donde percibir y tocar, los inmensos bloques de piedra perfectamente encajados a modo de muralla ciclópea romana. A mi parecer mucho mas sólida y perfecta que ésta, que ya es decir. Es admirable como se encajan entre sí, piedras hasta de 12 lados y unas 350 toneladas de peso. Esta hermosa arquitectura militar que, sin duda defendía la ciudad, tiene tres terrazas escalonadas y se recomienda entrar en ella para apreciar su grandeza. Nosotros no tuvimos tiempo de ello. Una hermosa pradera verde rodea el conjunto; le da una gran panorámica y permite además pacer a las mansas llamas que siempre procuran un “sobresueldo” a sus propietarias. Como contrapunto religioso, al lado de la fortaleza, se levanta el Cristo Blanco que, desde lo alto, bendice la ciudad.
La Catedral joya cuzqueña
Fachada principal de la Catedral de Cuzco |
Llegados al centro de la ciudad, no había tiempo que perder. Se impuso la visita de la catedral puesfaltaba solo una hora para su cierre, siendo el recorrido interior amplio. Con un bello exterior renacentista, la Catedral de Cuzco preside la Plaza de Armas, centro de la vida colonial de esta hermosa ciudad, Patrimonio de la Humanidad desde 1983 y llena de arcos y plazas porticadas de estilo español; y cuyas fachadas lucen bellos balcones de madera , mucho mas sencillos aunque no menos interesantes que los vistos en Lima. Cuzco, Ciudad monumental, que quedó sin embargo en segundo plano frente a la grandeza arquitectónica de la capital colonial Lima
La iglesia
se levantó sobre el antiguo palacio de Viracocha, el 8º Inca y se llamó del
Triunfo por la conquista de la
ciudad. Para su construcción se emplearon parte de los
bloques de granito de Sacsayhuamán. Esta
catedral es una auténtica joya, de cuyo interior no dejan sacar ni una foto;
por ello todo lo que relato lo hago de memoria. La entrada se hace por un
edificio anexo llamado la Capilla de la Sagrada Familia,
lugar por el que se comenzó la edificación catedralícia. Justo al lado estaba
la antigua sede de la Inquisición y delante de él tenían lugar las ejecuciones
públicas de los condenados.
De allí se pasa a la
gran nave central y por último, hay un
tercer edificio del siglo XVIII en cuya
cripta está enterrado el Inca Garcilaso de la Vega.
La vida del Inca Garcilaso merece un inciso en nuestra narración pues era hijo de un conquistador español, Sebastián Garcilaso de la Vega, noble extremeño, y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta de Túpac Yupanqui y sobrina del emperador inca Huayna Cápac. En Cuzco se educó con los hijos mestizos que tuvo Francisco Pizarro, en tanto que se relacionaba con lo mas selecto de la nobleza incaica, entre ellos sus primos, los hijos de Cápac; por ello era muy culto en mitología y cultura inca además de hablar quechua. Trabajó como secretario de su padre cuando este fue Corregidor de Cuzco pero… por presiones de la Corona, su padre se casa con una dama española. Digamos que repudia a la princesa inca y le da una gran fortuna que le arregla la vida. Más tarde ella se casa con otro español y le da dos hermanastras a Garcilaso.
Cuando muere su padre, Garcilaso se va a Córdoba, España buscando
su identidad y su herencia. Tras varias peripecias recibe una gran fortuna de
otros parientes y ya decide dedicarse a escribir. Entonces es cuando toma el nombre
de el Inca Garcilaso. Siempre escribió desde España pero siempre lo hizo sobre
los Incas y el Perú. Al final de su vida, se hizo clérigo y pidió ser enterrado
en la catedral de Córdoba. Allí estuvieron sus huesos hasta que en 1978, el Rey
Juan Carlos I, en su visita al Perú, los entregó en una arqueta para que descansaran
en la catedral de Cuzco.
Estábamos en el interior barroco y
espectacular de la catedral donde nos impresionaron las numerosas imágenes de vírgenes muy barrocas con grandes
encajes y joyas. Y el Cristo de los Temblores,
famoso porque, según la leyenda, fue capaz de detener el terremoto de
1650. Y además es negrito aunque se dice
que el color no es natural sino fruto de los grandes cirios que lo ahuman constantemente y desde hace
siglos.
Trascoro e interior de la Catedral |
El magnífico altar mayor es de plata maciza y frente a él, se alza el precioso Coro de cedro del siglo XVII con tallas de
santos y papas. Mas datos curiosos de
esta iglesia son: la
Sagrada Cena, pintada por Marcos Zapata (siglo XVIII) en la
que en lugar del cordero y el vino tradicionales, aquí se come el “cuys”,
conejillo de Indias, y se bebe chicha (jugo del maíz fermentado), servida en
copas incas. Y un fresco que recuerda la leyenda de Manuel de Mollinedo y Angulo, un burgalés que fue
durante 25 años (1673-1698) Obispo de Cuzco y un mecenas de las artes. Este prelado llegó al Perú con una gran colección de
pintura española y sentó las bases de la famosa Escuela Cuzqueña,
famosa entre otros aspectos por los arcángeles y vírgenes únicos por la curiosa
simbiosis de elementos barrocos europeos e incas. Mollinedo fue además uno de
los mayores promotores de iglesias; en los
25 años de su labor diocesana, mandó edificar 50 iglesias en Cuzco.
En torno a la Plaza de Armas
Cuando dejamos la iglesia ya anochecía; la gran plaza de Cuzco estaba iluminada y aparecía animada por numerosos grupos de gente que se sentaban por doquier en las gradas de la catedral y en los bancos de la plaza. Una reminiscencia de un pasado que ha mantenido sus tradiciones; porque en Cuzco muchas mujeres visten las típicas faldas de varias capas, en colores, y el sombrero hongo tan peruano. Además llevan largas trenzas negras y hablan en quechua, la lengua de los incas.
Cuando dejamos la iglesia ya anochecía; la gran plaza de Cuzco estaba iluminada y aparecía animada por numerosos grupos de gente que se sentaban por doquier en las gradas de la catedral y en los bancos de la plaza. Una reminiscencia de un pasado que ha mantenido sus tradiciones; porque en Cuzco muchas mujeres visten las típicas faldas de varias capas, en colores, y el sombrero hongo tan peruano. Además llevan largas trenzas negras y hablan en quechua, la lengua de los incas.
Casas coloniales bordean la Plaza de Armas |
La Plaza es rectangular
y todos sus edificios son coloniales, de dos plantas sobre arcos de soportal y
balcones corridos o miradores en madera
tallada. Una preciosidad de plaza, sencilla y elegante. Los bajos abundan en
restaurantes y locales de buen gusto y calidad. Hay donde elegir para comer y
comprar recuerdos; es una zona totalmente turística.
Compitiendo con la catedral, los Jesuitas construyeron en la misma plaza y justamente al lado la Iglesia de la Compañía. Más alta que la seo y con el mejor barroco colonial del Perú. Con planta eclesial jesuítica, los altares hacen juego en la suntuosidad. La Universidad de San Ignacio forma un cuerpo posterior con la iglesia.
El Coricancha y Santo Domingo
Monasterio de Santo Domingo, levantado sobre el Coricancha o Templo del Sol de los Incas |
La Orden de los Predicadores, tampoco se quedó atrás en Cuzco. Nada menos que sobre el Coricancha o Templo del Sol, los dominicos elevaron Santo Domingo, monasterio que sigue el estilo y decoración de su homónimo de Lima. Lugar emblemáticos de los incas, al Coricancha le llamaban “el sitio del oro” por tener todos su muros recubiertos por panes de oro. De este templo no queda nada, pero si se conserva una parte del Templo de la Luna, situado dentro del claustro de este monasterio. La forma de recibir el rayo solar del solsticio nos recuerda al visto en Machu Picchu; los incas eran adoradores del “Tayta Inti” ó dios Sol y cada año celebraban el Inti Raymi ó Fiesta del Sol. Al ver esta fiesta los españoles instauraron la Procesión del Corpus Chisti y hoy se celebran ambas por devoción, tradición y turismo.
Dejamos Santo Domingo
por la Avenida del Sol para regresar a la plaza y cenar. Difícil elegir ante
tal diversidad de oferta gastronómica, varios restaurantes están llenos; al fin entramos en uno moderno donde cenamos
estupendamente pero con medida para que nos afectara demasiado la altitud. Recomendamos pasear
tranquilamente por las calles y placitas cuzqueñas que son una delicia; incluso de atardecida, es una ciudad
tranquila porque es muy turística. Especialmente recomendamos algunas cercanas
a la plaza de Armas donde lucen los
basamentos ciclópeos de las antiguas edificaciones incaicas. Cabe resaltar que
durante el terremoto de 1650, los muros incas se mantuvieron intactos. Pasear
por ellas es perderse en el tiempo y en una cultura que se conserva muy fuerte
en Perú.
Hotel Casa Andina Cuzco |
Por la calle San Agustín
llegamos a nuestro Hotel, el Casa Andina Private Collection que ocupa una hermosa casona del siglo XVIII
con 5 estupendos patios coloniales, patios con balcones y fuentes centrales. La verdad
todo un lujo. Al día siguiente nos esperaba una dura etapa; no solo por la
longitud sino por la altura. Íbamos a llegar hasta los 4300 metros en La Raya,
camino de una esperada etapa del viaje: el Lago Titicaca.
Texto Julia Gómez Prieto
Fotos Jorge Segovia y Julia Gómez Prieto
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