viernes, 8 de junio de 2018

Rila, perla de los Monasterios de Bulgaria.



Vista aérea del Monasterio de Rila. Foto https://www.youtube.com/watch?v=EGIGWQ-MqkM



Sin duda alguna los monasterios son uno de las grandes atractivos de Bulgaria. Y  entre ellos destaca especialmente el Monasterio de Rila,  uno de los símbolos del país y un destino turístico imprescindible. 

Tuvimos la fortuna de visitar Rila durante una de nuestras visitas desde la capital. Suerte además porque aquel día había dejado de nevar, y el sol brillaba en todo su esplendor. Situado a unos 120 kms al sur de Sofia, buena parte de la ruta se  efectúa por la carretera nacional A-3. Después de Boboshevo,  a partir del km 90, la ruta se desvía hacia el este, atravesando  bosques seculares de grandes coníferas, anidados en las montañas de Rila, siguiendo el valle del rio Rilska.  

En ese cambio de ruta nos fue apareciendo la nieve,  que ya nos había acompañado el día anterior en Sofia; cosa bastante normal para un lugar entre montañas a 1.200 metros de altitud y en el mes de diciembre.  

San Juan o Iván de Rila 

Se relaciona la fundación del Santo Monasterio de Rila con un ermitaño, Iván o Juan, que, en el siglo X, a una temprana edad y, al parecer desilusionado con la decadencia moral  de la sociedad medieval, se hizo monje eremita y se retiró a vivir a un lugar recóndito de la montaña. Allí pasó su vida en una cueva,  lejos de las vanidades y tentaciones del mundo. Nadie consiguió sacarle de su aislamiento , ni siquiera el rey Péter  quien  le visitó varias veces.  

 Iván de Rila, Icono del Santo, S X.
Foto, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3966364


Su hagiografía cuenta que Juan  vivió santamente en el hueco de un árbol,  tallado en forma de ataud. Pronto se extendió su fama de santidad y acudieron en su compañía otras eremitas que querían seguir su ejemplo. Al final de su vida fundó el monasterio para albergar a todos estos monjes ermitaños. Tras su muerte, la iglesia ortodoxa lo canonizó con el aprecio de su virtud, bajo el nombre de  Sveti Ivan Rilski o San Juan de Rila.  Su tumba  pronto  se convirtió en un lugar sagrado de peregrinación y el primitivo monasterio fue  transformándose poco a poco en un complejo mayor. 

Símbolo de la cultura búlgara, eslava y cristiana

Iglesia de la Natividad. Foto http://www.1zoom.me/es/wallpaper/513672/z10021.9/3840x2160


Desde su creación, el Monasterio de Rila fue siempre apoyado y respetado por los gobernantes búlgaros. Grandes donaciones fueron hechas por casi todos los zares del período medieval conocido como Segundo Imperio Búlgaro, hasta la conquista otomana, convirtiendo al Monasterio en un centro cultural y espiritual de conciencia nacional búlgara que alcanzó su apogeo entre los siglos XII al XIV.  Los edificios más antiguos del complejo son del siglo XIV: la Torre de Hrelja (1334-1335) y una pequeña iglesia justo al lado (1343). El trono del obispo y las puertas ricamente labradas del monasterio también se remontan al siglo XIV. 

Sin embargo, la llegada de los otomanos acabó provocando la decadencia y destrucción del monasterio a mediados del siglo XV. Gracias a las donaciones de la princesa serbia Mara Branković, de la Iglesia Ortodoxa Rusa y del monasterio Rossikon del Monte Athos, en Grecia, el monasterio de Rila fue reconstruido a finales del siglo XV  y las reliquias de Iván de Rila fueron traídas desde Tarnovo, donde habían sido trasladadas tras la invasión,  al nuevo complejo en 1469. El monasterio renovado actuó como depositario del idioma y la cultura búlgara en las épocas de dominio extranjero. 

El Renacimiento Nacional del siglo XIX

Frescos del pórtico de la Iglesia de la Natividad.
Foto https://descubrebulgaria.net/2016/02/20/el-monasterio-de-rila/nikona/


Durante el periodo del Renacimiento nacional búlgaro (siglos XVIII-XIX), Rila fue de nuevo destruido por un incendio, en el año 1833 y reconstruido otra vez entre 1834 y 1862 con la ayuda de adinerados búlgaros de todo el país, y bajo  la dirección del famoso arquitecto Alexi Rilets. 

La construcción de los edificios residenciales comenzó en 1836, mientras que un campanario se añadió a la Torre de Hrelyu en 1844.  El abad, profesor y artista Neofit Rilski fundó en el monasterio una influyente escuela de traducción y desarrollo del moderno idioma búlgaro.  Rila  es famoso también  por ser uno de los escondites de los revolucionarios búlgaros  contra el dominio turco. 



El complejo del monasterio, considerado como una de las principales obras maestras de la arquitectura del Renacimiento nacional búlgaro, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1976 y se convirtió en Patrimonio de la Humanidad por concesión de la UNESCO en 1983. Desde 1991  depende  del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara.

El 25 de mayo de 2002, el Papa Juan Pablo II visitó el monasterio de Rila durante su peregrinación a Bulgaria. Fue recibido por el Igumen ( Abad) del Monasterio, el Obispo Ioan, que había sido observador en el Concilio Vaticano II. 

Una arquitectura singular 

Edificio de las celdas monásticas. Foto https://www.mylittleadventure.com/best-things 


En su aspecto  actual, el Monasterio data pues en su mayor parte del siglo XIX. En el siglo XX se construyó el ala este, situada detrás de la iglesia y la torre. Visto desde el exterior el conjunto se asemeja a una fortaleza con ventanas. Tiene forma poligonal irregular y una única entrada  (la Dupnishka)  por el lado oeste; a través de la cual se accede directamente al hermosísimo patio del edificio. Es una vista preciosa, realzada en nuestro caso por el blanco manto de  la nieve que lo cubría. 


Frescos de pórtico. Detalle. Foto http://keramatad.com/english/landmarks-predela-hotel/rila-monastery-41/


El interior de esta fortaleza semeja unos grandes claustros abovedados situados  en diferentes pisos. Varias escaleras permiten acceder a ellos. Los arcos y algunas paredes tienen dibujos geométricos y a rayas, en tonos negros y rojizos, influencia de la arquitectura mamluk del Egipto otomano. Y en el centro de este inmenso patio la Torre de Hrelyu, con cinco plantas y evidente uso defensivo,  que es lo más antiguo del monasterio. 

Todo el conjunto monástico tiene una superficie de 8.800 metros cuadrados defendidos por un muro de 22 metros de alto. Una autentica fortaleza. El monasterio consta de alrededor de 300 salas, 100 de las cuales son celdas monásticas, a las que se accede por escaleras y corredores.  

La Iglesia  de la Natividad de la Virgen Madre

Iglesia de la Natividad. Interior. Iconostasio


La Iglesia, en el centro de todo el conjunto y bajo la advocación   de la Natividad de la Virgen Madre,  se construyó entre  1834 – 1837 y presenta una armoniosa estructura con un conjunto de cúpulas y arcos con rayas de colores, distribuidos a distintos niveles. Toda una arquería recorre el exterior repleto de murales policromados de gran belleza, otra de las joyas del monasterio.  

En el interior del templo, la gran alhaja es el Iconostasio; con 10 metros de largo y de madera tallada con estilizadas formas de adornos florales.  Y todo cubierto con pan de oro y salpicado de imágenes simbólicas de personas y animales, además de escenas bíblicas; son obra de los maestros procedentes de Samokov y Bansko. Aunque fueron muchos los artistas tanto del pincel como del cincel que trabajaron en esta iglesia, solamente Zachary Zograf dejó su firma. 

Como atractivo especial puede verse el Sarcófago de San Juan de Rila, y  la tumba del zar Boris III,  envenenado por los nazis en 1943 por su empeño en salvar a los judíos búlgaros. 

El Museo del Monasterio

Merece absolutamente la pena visitar el Museo cuya existencia data de finales del siglo XIX. La exposición del museo incluye ejemplos del arte búlgaro y extranjero de los siglos XIV al XIX, entre ellos  cuadros antiguos, piezas de orfebrería y cartularios.  

Cruz de Rafail.  Detalle


La pieza más valiosa es la llamada  Cruz de Rafail, una talla hecha de una pieza entera de madera (81 cm × 43 cm). Fue elaborada por un monje llamado Rafail usando buriles finos y lentes de aumento para recrear 104 escenas religiosas y 650 figuras en miniatura. El trabajo de esta obra de arte duró no menos de 12 años antes de que se completara en 1802, cuando el monje perdió la vista. 

Contiene también una rica Biblioteca con manuscritos de los  siglos XI al XIV así como libros impresos con miniaturas y objetos ornamentales de gran valor.  Con más tiempo se puede visitar la cueva donde vivió el santo y los aposentos de invitados de la abadía.  

El paseo de salida por el patio fue algo inolvidable,  a pesar del suelo peligroso por la nieve que caía intermitente. A escasos kilómetros de Rila, en un hotel-albergue, compartimos el comedor con un grupo de turistas japoneses. Y pudimos degustar las truchas del río Rilska. 

Al regreso, antes de llegar a Sofia, visitamos Bankia que, en tiempos, fue una magnifica estación balnearia,  hoy en total decadencia.

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