Vista aérea del Monasterio de Rila. Foto https://www.youtube.com/watch?v=EGIGWQ-MqkM |
Sin duda alguna los monasterios son uno de
las grandes atractivos de Bulgaria. Y entre ellos destaca especialmente el
Monasterio de Rila, uno de los símbolos
del país y un destino turístico imprescindible.
Tuvimos la fortuna de visitar Rila durante una de nuestras visitas desde la capital. Suerte además porque aquel día había dejado de nevar, y el sol brillaba en todo su esplendor. Situado a unos
120 kms al sur de Sofia, buena parte de la ruta se efectúa por la carretera nacional A-3. Después de Boboshevo, a partir del km 90, la ruta se desvía hacia
el este, atravesando bosques seculares
de grandes coníferas, anidados en las montañas de Rila, siguiendo el valle del
rio Rilska.
En ese cambio de ruta nos
fue apareciendo la nieve, que ya nos
había acompañado el día anterior en Sofia; cosa bastante normal para un lugar
entre montañas a 1.200 metros de altitud y en el mes de diciembre.
San Juan o Iván de Rila
Se relaciona la fundación del Santo Monasterio
de Rila con un ermitaño, Iván o Juan, que, en el siglo X, a una temprana edad y, al
parecer desilusionado con la decadencia moral
de la sociedad medieval, se hizo monje eremita y se retiró a vivir a un
lugar recóndito de la montaña. Allí pasó su vida en una cueva, lejos de las vanidades y tentaciones del mundo.
Nadie consiguió sacarle de su aislamiento , ni siquiera el rey Péter quien le visitó varias veces.
Iván de Rila, Icono del Santo, S X. Foto, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3966364 |
Su hagiografía cuenta que Juan vivió santamente en
el hueco de un árbol, tallado en forma de ataud. Pronto se extendió su fama de
santidad y acudieron en su compañía otras eremitas que querían seguir su
ejemplo. Al final de su vida fundó el monasterio para albergar a todos estos
monjes ermitaños. Tras su muerte, la iglesia ortodoxa lo canonizó con el
aprecio de su virtud, bajo el nombre de Sveti Ivan Rilski o San Juan de Rila. Su tumba pronto se convirtió en un lugar sagrado de
peregrinación y el primitivo monasterio fue transformándose poco a poco en un complejo mayor.
Símbolo de la cultura búlgara, eslava y cristiana
Iglesia de la Natividad. Foto http://www.1zoom.me/es/wallpaper/513672/z10021.9/3840x2160 |
Desde su creación, el Monasterio de Rila fue siempre apoyado y respetado por
los gobernantes búlgaros. Grandes donaciones fueron hechas por casi todos los
zares del período medieval conocido como Segundo Imperio Búlgaro, hasta la conquista otomana, convirtiendo al Monasterio
en un centro cultural y espiritual de conciencia nacional búlgara que alcanzó
su apogeo entre los siglos XII al XIV. Los edificios más antiguos del complejo son
del siglo XIV: la Torre de Hrelja (1334-1335) y una pequeña iglesia justo al
lado (1343). El trono del obispo y las puertas ricamente labradas del
monasterio también se remontan al siglo XIV.
Sin embargo, la llegada de los
otomanos acabó provocando la decadencia y destrucción del monasterio a mediados del siglo XV. Gracias
a las donaciones de la princesa serbia Mara Branković, de la Iglesia Ortodoxa Rusa y del
monasterio Rossikon del Monte Athos, en Grecia, el monasterio de Rila fue reconstruido a
finales del siglo XV y las reliquias de
Iván de Rila fueron traídas desde Tarnovo, donde habían sido trasladadas tras
la invasión, al nuevo complejo en 1469. El
monasterio renovado actuó como depositario del idioma y la cultura búlgara en
las épocas de dominio extranjero.
El Renacimiento Nacional del siglo XIX
Frescos del pórtico de la Iglesia de la Natividad. Foto https://descubrebulgaria.net/2016/02/20/el-monasterio-de-rila/nikona/ |
Durante el periodo del Renacimiento nacional búlgaro
(siglos XVIII-XIX), Rila fue de nuevo destruido por un incendio, en el año 1833 y
reconstruido otra vez entre 1834 y 1862 con la ayuda de adinerados búlgaros de todo el
país, y bajo la dirección del famoso
arquitecto Alexi Rilets.
La construcción de los edificios residenciales comenzó
en 1836, mientras que un campanario se añadió a la Torre de Hrelyu en 1844. El abad, profesor y artista Neofit Rilski fundó en el monasterio una influyente escuela de traducción y desarrollo del moderno idioma búlgaro. Rila es famoso también por ser uno de los escondites de los
revolucionarios búlgaros contra el
dominio turco.
El complejo del monasterio, considerado como una de las
principales obras maestras de la arquitectura del Renacimiento nacional
búlgaro, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1976 y se convirtió en
Patrimonio de la Humanidad por concesión de la UNESCO en 1983. Desde 1991 depende del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa
Búlgara.
El 25 de mayo de 2002, el Papa Juan Pablo II visitó el monasterio de
Rila durante su peregrinación a Bulgaria. Fue recibido por el Igumen ( Abad)
del Monasterio, el Obispo Ioan, que había sido observador en el Concilio
Vaticano II.
Una arquitectura singular
Edificio de las celdas monásticas. Foto https://www.mylittleadventure.com/best-things |
En su aspecto actual, el Monasterio
data pues en su mayor parte del siglo XIX. En el siglo XX se construyó el ala
este, situada detrás de la iglesia y la torre. Visto desde el exterior el
conjunto se asemeja a una fortaleza con ventanas. Tiene forma poligonal
irregular y una única entrada (la
Dupnishka) por el lado oeste; a través
de la cual se accede directamente al hermosísimo patio del edificio. Es una
vista preciosa, realzada en nuestro caso por el blanco manto de la nieve que lo cubría.
Frescos de pórtico. Detalle. Foto http://keramatad.com/english/landmarks-predela-hotel/rila-monastery-41/ |
El interior de esta fortaleza
semeja unos grandes claustros abovedados situados en diferentes pisos. Varias escaleras permiten acceder a
ellos. Los arcos y algunas paredes tienen dibujos geométricos y a rayas, en
tonos negros y rojizos, influencia de la arquitectura mamluk del Egipto otomano.
Y en el centro de este inmenso patio la Torre de Hrelyu, con cinco plantas y evidente
uso defensivo, que es lo más antiguo del
monasterio.
Todo el conjunto monástico tiene una superficie de 8.800 metros
cuadrados defendidos por un muro de 22 metros de alto. Una autentica fortaleza.
El monasterio consta de alrededor de 300 salas, 100 de las cuales son celdas
monásticas, a las que se accede por escaleras y corredores.
La Iglesia de la Natividad de la Virgen Madre
Iglesia de la Natividad. Interior. Iconostasio |
La Iglesia, en el centro de todo el conjunto y bajo la advocación de la Natividad de la Virgen Madre, se construyó entre 1834 – 1837 y presenta una armoniosa
estructura con un conjunto de cúpulas y arcos con rayas de colores,
distribuidos a distintos niveles. Toda una arquería recorre el exterior repleto de murales policromados de gran belleza, otra de las joyas del
monasterio.
En el interior del templo,
la gran alhaja es el Iconostasio; con 10 metros de largo y de madera tallada
con estilizadas formas de adornos florales.
Y todo cubierto con pan de oro y salpicado de imágenes simbólicas de
personas y animales, además de escenas bíblicas; son obra de los maestros procedentes
de Samokov y Bansko. Aunque fueron muchos los artistas tanto del pincel como
del cincel que trabajaron en esta iglesia, solamente Zachary Zograf dejó su
firma.
Como atractivo especial puede verse el Sarcófago de San Juan de Rila, y la tumba del zar Boris III, envenenado
por los nazis en 1943 por su empeño en salvar a los judíos búlgaros.
El Museo del Monasterio
Merece
absolutamente la pena visitar el Museo cuya existencia data de finales del
siglo XIX. La exposición del museo incluye ejemplos del arte búlgaro y
extranjero de los siglos XIV al XIX, entre ellos cuadros antiguos, piezas de orfebrería y
cartularios.
Cruz de Rafail. Detalle |
La pieza más valiosa es la
llamada Cruz de Rafail, una talla hecha de una pieza entera de madera (81 cm × 43 cm). Fue elaborada por un
monje llamado Rafail usando buriles finos y lentes de aumento para recrear 104
escenas religiosas y 650 figuras en miniatura. El trabajo de esta obra de arte
duró no menos de 12 años antes de que se completara en 1802, cuando el monje
perdió la vista.
Contiene también una rica Biblioteca con manuscritos de
los siglos XI al XIV así como libros
impresos con miniaturas y objetos ornamentales de gran valor. Con más tiempo se puede visitar la cueva donde
vivió el santo y los aposentos de invitados de la abadía.
El paseo de salida por el patio fue algo inolvidable, a pesar del suelo
peligroso por la nieve que caía intermitente. A escasos kilómetros de Rila, en un hotel-albergue,
compartimos el comedor con un grupo de turistas japoneses. Y pudimos degustar las truchas
del río Rilska.
Al regreso, antes de llegar a Sofia, visitamos Bankia que, en
tiempos, fue una magnifica estación balnearia, hoy en total decadencia.
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