domingo, 20 de noviembre de 2011

La Ruta de la Seda: Bujara (II)



Después de esta intensa mañana nos encaminamos a reponer fuerzas, y qué mejor que hacerlo “al borde de un estanque” ó Liabi – Hauz . Este lugar que ya visitamos la noche anterior en nuestra cena, cambia su aspecto totalmente de la noche al día. Con la luz del sol, todo se refleja en el agua del hauz, cobrando nueva vida. 

Un bosquecillo de moreras, plantadas en el año 1477 (¡), rodea tres lados del estanque y, bajo su sombra, las mesas de un restaurante, los divanes de madera y las alfombras, se llenan de gente casi todo el día. Cada hora tiene sus visitantes, pues es lo habitual tomar el té, conversar o jugar al ajedrez.  

 

Encontramos a un grupo de turistas alemanes comiendo muy cerca de un diván, donde se sentaban unos ancianos de vestimenta y barbas blancas, que cubrían sus cabezas con el típico gorrillo uzbeko. Era un conciliábulo de Aksakal (literalmente “los barbas blancas”) que ejercitan las relaciones sociales cotidianas con sus vecinos del Malhalla ó vecindario. ¿Quien no recuerda – hasta hace unas décadas - en nuestros pueblos, los corrillos de señoras sentadas a la puerta de sus casas que, cada atardecer, comentaban los “sucedidos” de aquel día?. Pues en un país en masculino singular, esta misión de cotilleo público la realizan los hombres.

El Conjunto Liabi - Hauz 


El atractivo monumental de este lugar lo conforman  tres hermosos edificios, todos del siglo XVI: dos medersas y una khanagha. 

La Medersa Koukeldach data de 1568 y es la mayor de Bujara, así como el primer elemento que se levantó en esta plaza. Una fachada grande y pesada oculta un complejo sistema de bóvedas. En época soviética fue un centro de mujeres, con la idea de luchar contra un bastión masculino como son las medersas. Hasta hace pocos años fue la Oficina del Censo, y actualmente acoge dos grandes tiendas de artesanía y souvenirs. Es el edificio lateral mas retirado del hauz y no lo visitamos. 

Dos edificaciones aparecían situadas frente a frente, separadas por las moreras y el hauz. Las dos llevan el mismo nombre: Nadir Divanbegi. El término Divanbegi es el equivalente al título de Gran Visir ó ministro de Finanzas. Por lo que Nadir, el ministro de hacienda del Imán Kouli Khan, fue el promotor o mecenas de la construcción, tanto de la medersa como de la khanagha; con ello demostró su gran fe, puesto que ambas obras eran para uso religioso. 

La Khanagha Nadir  fue construida al mismo tiempo que el estanque, hacia 1602, y en realidad es una mezquita cruciforme, más bien cuadrada y con solo cuatro hujra, y una bella fachada dorada al igual que el mihrab muy decorado. Toda la belleza interior se diluye entre las numerosas tiendas de recuerdos para turistas, que cubren los muros con cuadros y telas. 



La Medersa Nadir data de 1630 y muestra una espléndida fachada con 12 hujras así como un enorme portal diferente a cuantos hayamos visto hasta ahora. Parece ser que su destino inicial era servir como caravansarai, edificio del que Nadir pensaba sacar sustanciosas ganancias, pero… para halagar al imán Kouli-Khan lo transformó finalmente en medersa. 

En los tímpanos del arco de su inmensa fachada, aparecen representados dos pájaros extraños, cuya disposición  recuerda lejanamente la de los dos leones ó tigres que adornan la fachada de la Medersa de Chir Dor, en el Registán de Samarkanda, y manifiestan igualmente un herético uso de las figuras de animales en el arte islámico. Sea cual fuere su uso de antaño, esta Medersa alberga hoy un centro de artesanos, en cuyo patio/jardín un restaurante ameniza sus comidas con música y danzas. Para nuestro grupo hubo, además, un desfile de modas, en la cena de la noche anterior.

El protagonista del Liabi-Hauz es el estanque que fue construido en 1602 como el mayor aljibe de Bujara, alimentado directamente por el Canal real (Chah Roud) que aún atraviesa la ciudad antigua. Al igual que en Bolo-Hauz, los aguadores llenaban sus odres de cuero para vender el agua por la ciudad. 

A menudo el estanque desprendía un hedor pestilente. La gente se bañaba, bebía y – quizás también “desbebía” – en este “hauz”,  lo que criaba muchos parásitos en sus aguas estancadas. Era un embalse de agua y también “piscina” para todos.... No es extraño que en los años 1920-30 se produjeran en Bujara epidemias de tifus, que obligaron a vaciar el hauz y no fue rellenado hasta el año 1960. Hoy sus aguas tienen un tono verde de musgos y su uso es meramente paisajístico.


El cuarto lado de Liabi está formado por numerosos edificios de 1 ó 2 plantas – los Caravansarai - con patios interiores y varios subterráneos, donde en tiempos se cuidaba de los camellos y se almacenaban las mercaderías. Hoy en día albergan buenas tiendas donde comprar sedas, ropas, alfombras, objetos de metal, joyería, dibujos y pieles. Las de astracán y otras pieles, tanto en negro como rubias o blancas, nos parecieron de buena calidad y diseño y a precios asequibles. 


Siguiendo la calle de estas tiendas, se llega a una plaza donde en 1930 los arqueólogos excavaron una construcción anterior al siglo XII que fue reconvertida posteriormente en una mezquita, la más antigua de Bujara; se trata de Magok-i-Attari


La leyenda de este lugar es muy bella: allí existió en tiempos paganos, un templo dedicado a la diosa Luna, que era considerada protectora de los pueblos nómadas, a los que iluminaba el camino en los viajes nocturnos. Mas tarde fue un mercado de ídolos de arcilla y de madera, que se mezclaban con las especias y hierbas medicinales. Hoy Magok-i-Attari esta rodeada de un foso de 4,5 metros de alto y es un Museo de Tapices.

Las estrechas calles de aquella zona forman el pequeño Barrio Judío, a donde llegaron sus habitantes atraídos por el comercio, y en donde debían de pagar una tasa de Infieles por practicar su religión. A unos 300 metros de Liabi-Hauz existe una discreta Sinagoga; la mayoría de los judíos actuales solo hablan ruso y tayiko, apenas el uzbeko, pero no han podido desplazarse a vivir en Israel por falta de medios económicos. 


El Conjunto POI KALIAN

 



Tras el almuerzo bajo las centenarias moreras de Liabi-Hauz, la siguiente sorpresa de aquella tarde fue Poi Kalian. Regresamos hacia la Fortaleza d´Ark, para encontrarnos en el centro religioso de Bujara la Santa. Poi Kalian ó “pedestal del más grande “, es un complejo de tres elementos: una mezquita, una medersa y un minarete. Forman entre si el conjunto monumental más majestuoso e impresionante de Bujara. Y allí, el gran minarete es el símbolo de la ciudad. 


El Minarete Kalon Kalian


Domina la ciudad desde sus 48 metros de altura, más otros diez de los cimientos y tiene un diámetro de nueve metros. Son cifras espectaculares para una edificación que comenzó siendo una modesta torre en el año 919; que se amplió en el 1068 pero se desplomó sobre la mezquita aledaña, produciendo una masacre de fieles. Fue en 1127 cuando el regente de Bujara, Arslan Khan, mandó levantar el minarete más alto que el mundo hubiera nunca conocido. 

Así nació el actual Kalian al que, según la tradición, se añadió al material de mortero, nada menos que leche de camella, yema de huevo y sangre de toro (supuestamente esta sangre le aportó el colorido rosáceo de sus muros). Todo esto le dio una gran consistencia y así se convirtió en la torre aislada más alta e imponente de su época. Y lo cierto es que impresiona por grande y por airosa. 

La base es octogonal y muestra diez anillos de ladrillos barnizados, que se rematan en una galería circular con 16 ventanales decorativos, a la que se puede ascender por 105 escaleras , estrechas y de caracol. Nadie de nuestro grupo se atrevió con ellas, aunque nos imaginamos al muecín subiéndolas - y bajándolas - cinco veces al día para llamar a la oración. Alguien preguntó al guía si el almuédano no recibiría sobresueldo por semejante hazaña diaria. 

A este minarete se asomó Gengis Khan cuando conquistó Bujara en el año 1220, y se dirigió a una aterrorizada multitud con esta afirmación demoledora: "Soy el enviado de Dios para castigar vuestros pecados".  

La imagen que conjura una crónica de la época citando el decreto mongol, nos sigue pareciendo terrorífica: "Todos los habitantes, acompañados de sus mujeres y sus hijos, deberán salir hacia el campo, dejar en sus casas todos sus bienes y no llevar con ellos más que lo puesto. [Se trataba, al parecer, de censar a la población, y por la mañana, los ciudadanos cumplieron las órdenes]. En número eran dos o tres veces más numerosos que los efectivos enemigos. Los mongoles, acompañados por los intérpretes, pasaron primeramente entre la muchedumbre informándose de si entre ellos había algún artesano y preguntando el oficio que ejercían. Después, agruparon a éstos aparte... Finalmente, los mongoles buscaron a las mujeres hermosas, las jovencitas y los niños, y los aislaron... Las mujeres fueron violadas ante los ojos de sus padres, y el resto de los habitantes - salvo los hombres jóvenes que podían servir de esclavos y los artesanos - fueron asesinados en el lugar. Cuando los mongoles volvieron hacia las calles desiertas y abandonadas, cuando se dispersaron entre las casas y hubieron cargado sobre sus caballos todos los objetos saqueados, la ciudad comenzó a arder por los cuatro costados". 

Más tarde, en época de Tamerlán, el minarete fue conocido como “torre de la muerte”, pues se utilizó también como cadalso de manera que, desde su cima, eran arrojados al vacío los convictos condenados a muerte. Según la tradición, si el reo era una mujer – generalmente condenada por adulterio – se la encerraba en un saco para que, por decoro, la caída no levantara sus faldas. Ni que decir tiene que los condenados eran intocables y se les dejaba morir solos sobre el pavimento.


La Mezquita Kalian



El minarete Kalian está unido al tejado de la mezquita del viernes. Esta pareció ser construida para albergar a toda la población de Bujara, puesto que caben en su interior hasta 12.000 personas; es la mezquita más antigua de Asia central y la segunda del país por capacidad, solo superada por la Bibi- Khanum de Samarkanda. 

El gran pórtico que da entrada al inmenso patio es una maravilla del siglo XVI, cuando fue reconstruida porque su estado había llegado a ser lamentable. Recientemente ha sido totalmente restaurada y su aspecto es imponente. Personalmente me trajo a la memoria la gran mezquita de Keruan en Túnez, aunque es indudable que la tunecina no es tan antigua ni tiene las bellas cúpulas azules de la uzbeka. El gran Patio está rodeado por 208 columnas que sostienen 288 pequeñas cúpulas que dan sombra a los soportales. 




Entre la escasa gente que deambulaba por este patio, apareció una pareja de ancianos acompañados de dos niños. Los abuelos iban bien vestidos con trajes tradicionales, y parte del grupo “se abalanzó“ sobre ellos. Las máquinas los captaron “en libertad” y es seguro que la imagen de estos amorosos viejecitos, ha merecido un lugar de honor en las revistas de nuestros periodistas profesionales, así como los muestra aquí nuestra foto personal. Saliendo de nuevo a la plaza exterior, el pórtico de la mezquita Kalian encuadra a distancia otro pórtico casi gemelo, el de la medersa Mir-i-Arab. Dos construcciones soberbias que enmarcan la gran explanada presidida por el inmenso minarete. 




La Medersa Mir-i-Arab 


Actualmente  ésta medersa es la más prestigiosa de Asia central, y conforma la vanguardia del renacimiento islámico en Uzbekistán. Fue construida en 1535 por el Khan Ubaidullah y según la leyenda, fue costeada con la venta de 3.000 esclavos persas, y diseñada por Mur-i-Arab de quien tomó el nombre. Ambos personajes – el Kahn y el arquitecto – están inhumados bajo una de las elegantes cúpulas azules del edificio. 


Su fachada es mucho más espectacular que la de la mezquita que tiene enfrente. La mezquita Kalian nos sorprende por su patio, pero Mir-i-Arab nos fascina por su fachada; probablemente la más monumental de cuantas hayamos visto hasta ahora. Un gigantesco pórtico dotado de logias interiores, se centra en dos cuerpos de hujras dobles, rematados por dos torretas en ambos extremos. Completan el conjunto dos elegantes cúpulas azules a ambos lados del portal. Todo parece un inmenso escenario teatral,  por el que deambularon los miles de estudiantes que a lo largo de su historia vivían en la medersa y rezaban en la mezquita. 

Alguien hizo cábalas sobre los cinco años de estudios: unas 20.000 veces cruzaron ( en ambos sentidos ) la explanada para sus cinco rezos cotidianos. Fue imposible asomarnos al patio. Unos 120 alumnos estudian allí el árabe, el Corán y la teología para convertirse en Imanes, tras los 5 años oficiales. 

Abandonamos la plaza Kalian y entramos en un pequeño bazar, con buena oferta de joyería en plata, cuya vía central nos condujo hasta una plaza arbolada donde destacaban los edificios de dos medersas. 

La Medersa de Ulug Beg, el príncipe astrónomo que ya conocimos en Samarkanda, está sometida a un fuerte proceso de restauración, debido al mal estado que aún presenta su patio interior. Justo enfrente de ella, se levanta la medersa de Abdulaziz Khan, edificio de un mayor porte aunque muy escaso de decoración de mosaicos. Su patio interior, cubierto con una gran cúpula rebajada, ha sido recuperado como espacio artesanal para la venta de elementos textiles.


De regreso hacia el autobús que nos esperaba en Liabi -Hauz, aún cruzamos por otro bazar donde la oferta de cerámicas era abundante, variada y tentadora. Muy pocos de nosotros nos resistimos a comprar platos, fuentes y jarras, que ahora adornan las mesas en nuestros hogares. La visita de Bujara llegaba a su término frente a la Magok-i-Attari, con una última ojeada al estanque Hauz, auténtico corazón turístico de esta increíble ciudad.


Fotos: Liabi-Hauz, Aljibe y Restaurantes. // Tienda de alfombras en un Caravansarai // // Patio de la Mezquita Kalian // Ancianos con niños en el Patio de la Mezquita Kalian // Puesto de cerámica en el Bazar. Todas realizadas por Julia Gómez Prieto, autora del Blog.
Foto del Conjunto Poi Kalian con el minarete en el centro. Wikipedia

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