Este blog es una ventana abierta donde reflejar mis experiencias viajeras, así como informaciones y noticias sobre Turismo y Rutas Turísticas de interés general.
viernes, 14 de febrero de 2014
La Ruta de la Seda: Samarkanda (2), Afrosiab y Ulug Beg
miércoles, 22 de febrero de 2012
Exposición de pintura La Ruta de la Seda

Todos los años, en el mes de enero, la agencia de viajes Byblostours de Bilbao, organiza una exposición con las mejores fotos que sus clientes ha captado durante sus viajes del año anterior. M. Ezzedine, Director General de la agencia, suele acompañar personalmente muchos de esos viajes, en los que participa una clientela selecta e incondicional, que le sigue por todo el mundo, pero principalmente por los países asiáticos y del Medio Oriente.
Este año 2012, la exposición ha dado un salto cualitativo, haciendo realidad un sueño de M. Ezzedine. La muestra ha estado compuesta por una serie espléndida de cuadros de su colección personal sobre la Ruta de la Seda; una colección con una historia muy especial.
Historia de una Colección
Todo comenzó cuando en un viaje a Uzbekistan Mohamed Ezzeddine conoció al pintor Alisher Kulov en el Museo Nacional de Historia de Tashkent, donde este genial artista estaba a cargo de la reorganización de este gran Museo, y de la restauración de los cuadros que Uzbekistan había heredado de la desaparecida Unión Soviética.
Aquel día Alisher invitó al profesor Mohamed Ezzeddine a su galería de arte para conocer su obra. Aquella galería guardaba fascinantes cuadros. Todos ellos encerraban la magia y el pulso de Oriente, la delicadeza en sus trazos daban la mano a la luminosidad y los colores únicos daban vida a las tierras de Oriente.
Al instante comprendió que aquel artista, aquel creador de sueños podría ayudarle a cumplir el gran sueño que él había perseguido. El anhelado sueño de Mohamed consistía en hacerse con una colección de cuadros que relatasen la historia de la Ruta de la Seda y reflejasen la belleza y grandeza de esta Ruta que durante siglos ha sido nexo cultural entre Oriente y Occidente.
Quería ver reflejadas en estas pinturas sus propias vivencias y experiencias cosechadas a lo largo de distintos viajes por la mítica Ruta de la Seda. Tras varias conversaciones, los dos hombres llegaron a un acuerdo mediante el cual Mohamed enviaría a Alisher, regularmente, un relato escrito por él, contando distintas historias de la Ruta de la Seda, en base al cual el segundo debería realizar un cuadro.
Cada historia poseía un contexto diferente con personajes típicos, que daban vida a las antiguas leyendas contadas y vividas a lo largo y ancho de la Ruta. La labor consistía en trasladar al pintor al lugar y al escenario adecuado, para que él mismo diera vida a las leyendas. Cuenta M. Ezzedine, entre otras cosas: “Para cada obra envié a Alisher muestras de telas, zapatos antiguos, fotografías de la época, etc. Para que las imágenes cobraran vida desde la veracidad más absoluta”.
Con toda la información aportada, Alisher remitía un boceto a carboncillo por mensajería al profesor Ezzeddine, sobre el cual éste realizaba una serie de observaciones o anotaciones que el pintor debía de tener en cuenta. Una vez terminada la obra Alisher la registraba en el ministerio de cultura de Uzbekistan y posteriormente la enviaba a España.
Pasados 10 años la colección estaba completa .... En los 37 cuadros se muestran elementos clave para entender la Ruta, como las largas caravanas de mercaderes, la ciudad de Samarkanda, las princesas de la corte Tang o los cuentacuentos que transmitían la cultura oral de pueblo en pueblo. Hoy ante nuestros ojos desfilan los personajes tal y como vivieron, vistieron y se expresaron. Llenos de emoción contemplamos los mercados, los caravansarai, los amigos al anochecer en el desierto, los mercaderes de caballos, los sabios, los artesanos... Todos ellos nos traen el recuerdo de una época legendaria de un momento histórico inigualable.
Nota de la autora
Cuando en Octubre de 2010, estaba yo realizando un periplo por Uzbekistán, tuve la oportunidad de encontrarme por dos veces con un grupo de viajeros bilbaínos, a cuyo frente estaba M. Ezzedine como acompañante y responsable del viaje, organizado por su Agencia. El primer encuentro tuvo lugar en el Palace Hotel de Tashkent y más tarde en la Plaza Po-I-Kalon de Bujara. Ya llevaban casi 20 días haciendo la Ruta de la Seda y aún se les veía frescos y encantados, tanto al grupo como a Mohamed, que, según confirmó, era uno de sus viajes favoritos.
ALISHER KULOV el Artista
Tashkent, Uzbekistán 1966
Estudios de Arte en el Instituto Ostrovsky 1989 - 1995 y miembro honorífico de la Uzbekistan Academy of Arts. Mientras estudiaba estuvo a cargo de las tareas de restauración de los frescos del museo de Historia de Uzbekistan y de las pinturas del Museo de Temúridas. Hoy en día Alisher Kulov está considerado el artista más brillante de Uzbekistan dentro del género épico e histórico. En 1996 fue premiado con la medalla Shukhrat otorgada por el gobierno de la república por su contribución a la conservación del patrimonio artístico uzbeko. Poco después trabajó como restaurador de obras de arte del Museo Nacional de Tashkent en Uzbekistan y en Ia actualidad trabaja para la UNESCO con encargos llevados a cabo en Corea, España, Turquía, Macedonia o Rusia.
Fuente de texto y fotografía: Catálogo de la exposición.
jueves, 24 de noviembre de 2011
La Ruta de la Seda : Jiva ( II )
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Puerta de acceso a la ciudad vieja de Jiva. Detrás el Kalta Minor. Foto Wikipedia |
Una visita de Jiva
Lo bonito fue perderse de noche por la ciudad iluminada pero silenciosa y vacía. Algunos rincones parecían esconder fantasmas y por eso – nos decía el guía –, es conveniente estar en grupo para poder defenderse de ellos. Con la luz del día todo cobra vida y se llenan las calles, las tiendas y los tenderetes. Solo nos hubiera faltado ver aparecer una caravana de camellos y mercaderías para sentirnos inmersos en la atmósfera de “Las mil y una noches” o en el apogeo estelar de la Ruta de la Seda. Un camello solitario utilizado para pasear visitantes, al que guarecían del sol bajo un toldo, dormitaba en una pequeña zona arenosa y apartada de la calle principal.
Los planos de la ciudad que manejamos son buenos y eso nos permite situarnos de nuevo junto al restaurante Matinyaz Divanbegi donde hemos comido para continuar la visita que aun nos falta y que es muy densa. Descendemos por una calle llena de tiendas que en su mayoría tienen un patio interior. En ellas las vendedoras despliegan todas sus artes para captarnos como clientes. Pero hay que seguir al grupo que ha doblado hacia la izquierda por una calle que tiene muchos tenderetes, todos situados delante de la medersa Chirgazi Khan, muy grande, que fue edificada en los años 1718-20 por 5.000 esclavos persas, a los que prometieron liberar por su trabajo. Cuando este terminó, se arrepintieron de lo prometido y los esclavos, un tanto airados, lincharon a los arquitectos en el patio interior, donde luego los enterraron. Nadie cuenta que pasó con los esclavos asesinos pero evidentemente nos tememos lo peor……
El Mausoleo Pakhlavan Mahmud
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El minarete Islam Khodja al fondo. Foto Julia G.P. |
Enfrente de esta medersa un edificio en restauración acoge el Museo de la Educación. En este espacio abierto encontramos una graciosa cabra de pelo cachemir negro, atada a una puerta. Muy cerca está el pequeño Hotel Lolita ( ó Lola ) levantado con fondos franceses, que cuenta con 20 habitaciones. Junto al hotel está la medersa Abdoullah Khan de 1855, con un Museo de la Naturaleza.
El conjunto de la zona Este
Llegamos a la Palvan Darboza ó puerta oriental de la ciudad reconstruida en 1804; ancha como para que puedan pasar camiones y rematada por una cúpula de 60 metros, tiene nichos - donde antaño se “almacenaba “ a los esclavos – que fueron transformados en tiendas hace más de un siglo. En sus puertas se anunciaban las ejecuciones, y los esclavos altivos eran “clavados” por las orejas en las maderas para escarnio público (¡).
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Las familias uzbekas adornan así sus recuerdos de la visita a Jiva. Foto Julia G.P. |
El Patio tiene 5 iwans con unas maravillosas cerámicas de mayólica en tonos azules. El Khan vivía en el primer iwan y luego había uno para cada esposa. El harem se situaba enfrente, con unos largos balcones y escaleras exclusivas para cuando el khan iba a visitar a las concubinas. Las columnas son de madera cincelada de una sola pieza y con el fuste esculpido en mármol; ambos con buenos relieves.
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Basa de una de las columnas que sustentan el Ichrat Khaouli. Foto Julia G.P. |
Se puede subir al tejado del palacio para gozar de una buena vista de la zona. Desde allí se atisba una gran plaza alta que es la plataforma de la medersa Koutloug Mourad Inak, en donde a veces se celebran danzas, cantos y espectáculos varios. Un gran banco de madera con flores de tela y un enorme tigre de peluche, ambientan las fotos de los turistas.
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El circo Darvoz ensaya en el patio de la medersa. Foto Julia G.P. |
La Ruta de la Seda: Jiva (I)
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Puerta de acceso a la ciudadela. Foto Wikipedia |
Jiva nos sorprende
Así se llama la ciudad vieja ó casco antiguo. Hablamos del recinto amurallado que con solo 2.000 habitantes, es propiamente la histórica ciudad de Jiva. El status de villa-museo lo tiene desde 1967 y esto ha conseguido preservarla como el conjunto arquitectónico más homogéneo del mundo islámico. En 1990 era declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Un poco de historia
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Torre Kalta Minor. Foto Wikipedia |
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El Salón del Trono o Khourinich Khana. Foto Julia G.P. |
domingo, 20 de noviembre de 2011
La Ruta de la Seda: Bujara (II)
Después de esta intensa mañana nos encaminamos a reponer fuerzas, y qué mejor que hacerlo “al borde de un estanque” ó Liabi – Hauz . Este lugar que ya visitamos la noche anterior en nuestra cena, cambia su aspecto totalmente de la noche al día. Con la luz del sol, todo se refleja en el agua del hauz, cobrando nueva vida.
Un bosquecillo de moreras, plantadas en el año 1477 (¡), rodea tres lados del estanque y, bajo su sombra, las mesas de un restaurante, los divanes de madera y las alfombras, se llenan de gente casi todo el día. Cada hora tiene sus visitantes, pues es lo habitual tomar el té, conversar o jugar al ajedrez.
Encontramos a un grupo de turistas alemanes comiendo muy cerca de un diván, donde se sentaban unos ancianos de vestimenta y barbas blancas, que cubrían sus cabezas con el típico gorrillo uzbeko. Era un conciliábulo de Aksakal (literalmente “los barbas blancas”) que ejercitan las relaciones sociales cotidianas con sus vecinos del Malhalla ó vecindario. ¿Quien no recuerda – hasta hace unas décadas - en nuestros pueblos, los corrillos de señoras sentadas a la puerta de sus casas que, cada atardecer, comentaban los “sucedidos” de aquel día?. Pues en un país en masculino singular, esta misión de cotilleo público la realizan los hombres.
El Conjunto Liabi - Hauz
En los tímpanos del arco de su inmensa fachada, aparecen representados dos pájaros extraños, cuya disposición recuerda lejanamente la de los dos leones ó tigres que adornan la fachada de la Medersa de Chir Dor, en el Registán de Samarkanda, y manifiestan igualmente un herético uso de las figuras de animales en el arte islámico. Sea cual fuere su uso de antaño, esta Medersa alberga hoy un centro de artesanos, en cuyo patio/jardín un restaurante ameniza sus comidas con música y danzas. Para nuestro grupo hubo, además, un desfile de modas, en la cena de la noche anterior.
A menudo el estanque desprendía un hedor pestilente. La gente se bañaba, bebía y – quizás también “desbebía” – en este “hauz”, lo que criaba muchos parásitos en sus aguas estancadas. Era un embalse de agua y también “piscina” para todos.... No es extraño que en los años 1920-30 se produjeran en Bujara epidemias de tifus, que obligaron a vaciar el hauz y no fue rellenado hasta el año 1960. Hoy sus aguas tienen un tono verde de musgos y su uso es meramente paisajístico.
Siguiendo la calle de estas tiendas, se llega a una plaza donde en 1930 los arqueólogos excavaron una construcción anterior al siglo XII que fue reconvertida posteriormente en una mezquita, la más antigua de Bujara; se trata de Magok-i-Attari.
El Conjunto POI KALIAN
El Minarete Kalon Kalian

La imagen que conjura una crónica de la época citando el decreto mongol, nos sigue pareciendo terrorífica: "Todos los habitantes, acompañados de sus mujeres y sus hijos, deberán salir hacia el campo, dejar en sus casas todos sus bienes y no llevar con ellos más que lo puesto. [Se trataba, al parecer, de censar a la población, y por la mañana, los ciudadanos cumplieron las órdenes]. En número eran dos o tres veces más numerosos que los efectivos enemigos. Los mongoles, acompañados por los intérpretes, pasaron primeramente entre la muchedumbre informándose de si entre ellos había algún artesano y preguntando el oficio que ejercían. Después, agruparon a éstos aparte... Finalmente, los mongoles buscaron a las mujeres hermosas, las jovencitas y los niños, y los aislaron... Las mujeres fueron violadas ante los ojos de sus padres, y el resto de los habitantes - salvo los hombres jóvenes que podían servir de esclavos y los artesanos - fueron asesinados en el lugar. Cuando los mongoles volvieron hacia las calles desiertas y abandonadas, cuando se dispersaron entre las casas y hubieron cargado sobre sus caballos todos los objetos saqueados, la ciudad comenzó a arder por los cuatro costados".
El gran pórtico que da entrada al inmenso patio es una maravilla del siglo XVI, cuando fue reconstruida porque su estado había llegado a ser lamentable. Recientemente ha sido totalmente restaurada y su aspecto es imponente. Personalmente me trajo a la memoria la gran mezquita de Keruan en Túnez, aunque es indudable que la tunecina no es tan antigua ni tiene las bellas cúpulas azules de la uzbeka. El gran Patio está rodeado por 208 columnas que sostienen 288 pequeñas cúpulas que dan sombra a los soportales.
Entre la escasa gente que deambulaba por este patio, apareció una pareja de ancianos acompañados de dos niños. Los abuelos iban bien vestidos con trajes tradicionales, y parte del grupo “se abalanzó“ sobre ellos. Las máquinas los captaron “en libertad” y es seguro que la imagen de estos amorosos viejecitos, ha merecido un lugar de honor en las revistas de nuestros periodistas profesionales, así como los muestra aquí nuestra foto personal. Saliendo de nuevo a la plaza exterior, el pórtico de la mezquita Kalian encuadra a distancia otro pórtico casi gemelo, el de la medersa Mir-i-Arab. Dos construcciones soberbias que enmarcan la gran explanada presidida por el inmenso minarete.
La Medersa Mir-i-Arab
Abandonamos la plaza Kalian y entramos en un pequeño bazar, con buena oferta de joyería en plata, cuya vía central nos condujo hasta una plaza arbolada donde destacaban los edificios de dos medersas.
De regreso hacia el autobús que nos esperaba en Liabi -Hauz, aún cruzamos por otro bazar donde la oferta de cerámicas era abundante, variada y tentadora. Muy pocos de nosotros nos resistimos a comprar platos, fuentes y jarras, que ahora adornan las mesas en nuestros hogares. La visita de Bujara llegaba a su término frente a la Magok-i-Attari, con una última ojeada al estanque Hauz, auténtico corazón turístico de esta increíble ciudad.