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viernes, 14 de febrero de 2014

La Ruta de la Seda: Samarkanda (2), Afrosiab y Ulug Beg






Apenas hemos caminado unos cientos de metros por la calle Tashkent cuando vemos acercarse – por nuestra izquierda - la silueta de una inmensa mezquita que, según la leyenda, en tiempos de Tamerlán pasaba por ser la más grande y bella de todo el mundo. 

La mezquita de Bibi – Khanoum 


Cuenta la tradición que para su construcción se emplearon 95 elefantes traídos de la India, a fin de que tirasen de las carretas repletas de mármoles. Así como 200 arquitectos y 500 obreros. Tamerlán acudía diariamente a supervisar los trabajos y, en su generosidad, arrojaba algunas monedas a los “obreros”, si quedaba satisfecho de la obra. La fachada es sencilla pero grande en magnitud: una inmensa puerta, franqueada por dos minaretes de 50 mtrs. de altura da paso a un enorme patio con suelos de mármol y algunos árboles; en su centro se sitúa un gran catafalco en piedra con forma de atril donde estuvo el gran viejo Corán del siglo VII. Frente a la entrada está el mausoleo de Bibi Khanoum, princesa china, probable esposa de Tamerlán. 




Cuatrocientas pequeñas cúpulas, soportadas por columnas marmóreas, forman una galería de “hujras” que delinea el contorno del gran patio. El conjunto se completa con una soberbia cúpula en color turquesa, de un original diseño en múltiples gajos. Toda la decoración se hizo en mármoles, tierra cocida y mosaicos multiformes donde alternan los tonos dorados con varias gamas de azules. La sala de oración no se visita, y puedo asegurar que esta mezquita impresiona por su dimensión arquitectónica. A pesar de su valor artístico y posiblemente por su gran tamaño, los rusos la utilizaron como almacén para las cosechas del algodón y, en razón a su deterioro, comenzaron una restauración a partir de 1974.


Justo al lado de este edificio hay un mercado casi nuevo donde antes de 1991, las granjas de “koljozes” llevaban allí sus productos en camiones y no en camello como era la tradición. Los sacos de especias multicolores y unas frutas de gran calidad, aunque de cultivo artesano, atraen a los visitantes por el colorido tanto de las mercancías como de los comerciantes. Allí se compra el Non, pan sin levadura que se fabrica en 20 tipos diferentes, y ofrece una auténtica exposición de panadería local para el visitante. 


La colina de Afrosiab 



El lugar ha sido excavado casi al completo, también restaurado totalmente y reorganizado con jardines y escaleras que hacen la visita cómoda y muy agradable. Parece ser que el rey Afrosiab dio nombre a estas 200 has., que muy bien pudieron ser el núcleo principal del reino de Sogdian, cuya capital Maracanda fue destruida por Alejandro Magno en el siglo IV antes de Cristo. Por este lugar llegó hacia el año 676, Koussam-Ibn-Abbas, primo de Mahoma, para convertir al Islam toda la Sogdiana, que hasta entonces practicaba el Zoroastrismo, religión de origen persa.




La entrada a esta colina se alcanza por la prolongación de la calle Tashkent, que en realidad cruza por el centro de la misma. Al pie de la colina y sobre el lado suroeste hay una pequeña y coqueta mezquita, la de Khazret Khyzr, Anteriormente a ella estuvo aquí un templo pagano dedicado al dios Khyzr, que era el patrón de los viajeros – de los caravaneros, no de los turistas - a los que dispensaba el agua de la vida. La mezquita que sustituyó al primitivo templo, fue la primera de la ciudad; sufrió diversos avatares, fue reconstruida en 1889 y restaurada décadas después. Es una obra curiosa por su traza asimétrica, sencilla y con seis columnas de madera en el portal de fachada; además, desde ella se contempla una bella panorámica de Bibi Khanoum, del mercado nuevo y del mausoleo Cha-I-Zinda. 


Esta colina de la actual Samarkanda, fue el centro de estudios astronómicos de Ulug Beg, destruido tras su muerte y dejado a merced del tiempo que lo fue cubriendo de tierra a lo largo de los siglos. En 1903 un arqueólogo ruso llamado Viatkina que llevaba años de excavaciones por la zona, descubrió las ruinas del Observatorio de Ulug Beg y su famoso Sextante. Durante años sacó a la luz lo que tantos siglos habían ido enterrando y, enamorado del lugar y de sus hallazgos, pidió descansar para siempre en esta colina. ¿ Quién era realmente este Ulug Beg - cuyo nombre significa “el gran duque “- y al que luego se conoció como el príncipe Astrónomo?


Ulug Beg y la Astronomía 




Este príncipe. nieto de Tamerlán, nació en 1394 un 22 de marzo, en pleno equinoccio de primavera lo que al parecer condicionó su permanente curiosidad por el mundo y el espacio. Su abuelo se empeñó en llevarle a las campañas del Caúcaso y de la India, pero Ulug Beg, mucho más que la guerra y la política, amaba sobre todo las matemáticas, la historia, la música, la medicina, la poesía y especialmente la astronomía. Sin duda era un ser extraño para su época y también para su abuelo.  En el año 1404 con solo 10 años le casaron y cinco años después su progenitor le hizo rey de Samarkanda. 


Siguiendo su vocación científica ordenó construir una gran Observatorio entre 1424-29 que fue único en el mundo y por ello convirtió a Samarkanda en la capital de la astronomía y de la cultura del siglo XV. Además, acorde con sus conocimientos Ulug Beg reunió una magnífica biblioteca, cuyo núcleo fueron los muchos libros que su abuelo Tamerlán había traído desde los países que conquistó. 


Situada junto al observatorio, tanto éste como la biblioteca no sobrevivieron a su creador; fueron destruidos al año de morir Ulug Beg. ¿Qué fue de los libros? ¿ Se quemaron, los robaron, los regalaron, los trasladaron? Nada se supo de ellos y tampoco apareció ningún resto en las excavaciones de 1904. 


Ulug Beg fue arrestado por un hijo suyo en 1449 y enviado como peregrino a La Meca. Apenas acababa de dejar Samarkanda cuando fue detenido y decapitado por orden del mismo cruel vástago. Tamaña falta de amor filial fue correspondida de igual modo, seis meses mas tarde, por un hermano del parricida. ¡ Qué familia ¡ Por suerte, su colega científico Ali Boucaji pudo huir a Constantinopla con todos los trabajos científicos realizados con Ulug - entre ellos el Mapa Estelar –, que de ésta forma fueron conocidos en todo el mundo occidental de la época.


Observatorio y Sextante

 

 

Entre 1424 y 1429 se levantó el Observatorio desde donde, con un grupo de expertos, fue posible situar mas de 1000 estrellas , calcular y predecir los eclipses con total precisión y la longitud del año estelar con cifras, casi prácticamente iguales a los cálculos informáticos actuales. El edificio, grande y redondo – de 30 mtrs de alto por 46 de diámetro - protegía en su interior un inmenso Sextante de 40,21 mtrs de radio que estaba fuertemente empotrado en las entrañas rocosas del Afrosiab, a salvo de posibles terremotos. Con él se pudo medir las coordenadas del sol, la luna y los planetas.


Desaparecida la biblioteca y el observatorio, hoy solamente queda la sexta parte de un círculo, es decir 60 grados, que apareció durante las excavaciones. Todo el resto se perdió en la noche de los tiempos. Honrando el legado científico de Ulug Beg, se levanta un Museo- memorial con cúpula, donde se muestran las maquetas de todo lo desaparecido, así como abundante material sobre la astronomía y otras ciencias. El sextante fue salvado por Viatkina en 1904 y en el año 1994, se restauraron todos los elementos citados, conmemorando el 600 aniversario del nacimiento de Ulug Beg.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Exposición de pintura La Ruta de la Seda

Una colección única en el mundo, donde la pintura nace de la leyenda y la leyenda vive eterna en la pintura.

Todos los años, en el mes de enero, la agencia de viajes Byblostours de Bilbao, organiza una exposición con las mejores fotos que sus clientes ha captado durante sus viajes del año anterior. M. Ezzedine, Director General de la agencia, suele acompañar personalmente muchos de esos viajes, en los que participa una clientela selecta e incondicional, que le sigue por todo el mundo, pero principalmente por los países asiáticos y del Medio Oriente.

Este año 2012, la exposición ha dado un salto cualitativo, haciendo realidad un sueño de M. Ezzedine. La muestra ha estado compuesta por una serie espléndida de cuadros de su colección personal sobre la Ruta de la Seda; una colección con una historia muy especial.

Historia de una Colección

Todo comenzó cuando en un viaje a Uzbekistan Mohamed Ezzeddine conoció al pintor Alisher Kulov en el Museo Nacional de Historia de Tashkent, donde este genial artista estaba a cargo de la reorganización de este gran Museo, y de la restauración de los cuadros que Uzbekistan había heredado de la desaparecida Unión Soviética.

Aquel día Alisher invitó al profesor Mohamed Ezzeddine a su galería de arte para conocer su obra. Aquella galería guardaba fascinantes cuadros. Todos ellos encerraban la magia y el pulso de Oriente, la delicadeza en sus trazos daban la mano a la luminosidad y los colores únicos daban vida a las tierras de Oriente.

Al instante comprendió que aquel artista, aquel creador de sueños podría ayudarle a cumplir el gran sueño que él había perseguido. El anhelado sueño de Mohamed consistía en hacerse con una colección de cuadros que relatasen la historia de la Ruta de la Seda y reflejasen la belleza y grandeza de esta Ruta que durante siglos ha sido nexo cultural entre Oriente y Occidente.

Quería ver reflejadas en estas pinturas sus propias vivencias y experiencias cosechadas a lo largo de distintos viajes por la mítica Ruta de la Seda. Tras varias conversaciones, los dos hombres llegaron a un acuerdo mediante el cual Mohamed enviaría a Alisher, regularmente, un relato escrito por él, contando distintas historias de la Ruta de la Seda, en base al cual el segundo debería realizar un cuadro.

Cada historia poseía un contexto diferente con personajes típicos, que daban vida a las antiguas leyendas contadas y vividas a lo largo y ancho de la Ruta. La labor consistía en trasladar al pintor al lugar y al escenario adecuado, para que él mismo diera vida a las leyendas. Cuenta M. Ezzedine, entre otras cosas: “Para cada obra envié a Alisher muestras de telas, zapatos antiguos, fotografías de la época, etc. Para que las imágenes cobraran vida desde la veracidad más absoluta”.

Con toda la información aportada, Alisher remitía un boceto a carboncillo por mensajería al profesor Ezzeddine, sobre el cual éste realizaba una serie de observaciones o anotaciones que el pintor debía de tener en cuenta. Una vez terminada la obra Alisher la registraba en el ministerio de cultura de Uzbekistan y posteriormente la enviaba a España.

Pasados 10 años la colección estaba completa .... En los 37 cuadros se muestran elementos clave para entender la Ruta, como las largas caravanas de mercaderes, la ciudad de Samarkanda, las princesas de la corte Tang o los cuentacuentos que transmitían la cultura oral de pueblo en pueblo. Hoy ante nuestros ojos desfilan los personajes tal y como vivieron, vistieron y se expresaron. Llenos de emoción contemplamos los mercados, los caravansarai, los amigos al anochecer en el desierto, los mercaderes de caballos, los sabios, los artesanos... Todos ellos nos traen el recuerdo de una época legendaria de un momento histórico inigualable.

Nota de la autora

Cuando en Octubre de 2010, estaba yo realizando un periplo por Uzbekistán, tuve la oportunidad de encontrarme por dos veces con un grupo de viajeros bilbaínos, a cuyo frente estaba M. Ezzedine como acompañante y responsable del viaje, organizado por su Agencia. El primer encuentro tuvo lugar en el Palace Hotel de Tashkent y más tarde en la Plaza Po-I-Kalon de Bujara. Ya llevaban casi 20 días haciendo la Ruta de la Seda y aún se les veía frescos y encantados, tanto al grupo como a Mohamed, que, según confirmó, era uno de sus viajes favoritos.

ALISHER KULOV el Artista

Tashkent, Uzbekistán 1966

Estudios de Arte en el Instituto Ostrovsky 1989 - 1995 y miembro honorífico de la Uzbekistan Academy of Arts. Mientras estudiaba estuvo a cargo de las tareas de restauración de los frescos del museo de Historia de Uzbekistan y de las pinturas del Museo de Temúridas. Hoy en día Alisher Kulov está considerado el artista más brillante de Uzbekistan dentro del género épico e histórico. En 1996 fue premiado con la medalla Shukhrat otorgada por el gobierno de la república por su contribución a la conservación del patrimonio artístico uzbeko. Poco después trabajó como restaurador de obras de arte del Museo Nacional de Tashkent en Uzbekistan y en Ia actualidad trabaja para la UNESCO con encargos llevados a cabo en Corea, España, Turquía, Macedonia o Rusia.

Fuente de texto y fotografía: Catálogo de la exposición.


jueves, 24 de noviembre de 2011

La Ruta de la Seda : Jiva ( II )


Puerta de acceso a la ciudad vieja de Jiva. Detrás el Kalta Minor. Foto Wikipedia

Una visita de Jiva


Tras la visita del área más cercana a la Puerta del Oeste, uno puede perderse por el laberinto de callejuelas de Jiva. Nosotros seguiremos la ruta que realizó nuestro guía, pero puede hacerse de diferentes maneras, porque la abundancia de monumentos es inmensa y con un día de visita no es suficiente. 

Lo bonito fue perderse de noche por la ciudad iluminada pero silenciosa y vacía. Algunos rincones parecían esconder fantasmas y por eso – nos decía el guía –, es conveniente estar en grupo para poder defenderse de ellos. Con la luz del día todo cobra vida y se llenan las calles, las tiendas y los tenderetes. Solo nos hubiera faltado ver aparecer una caravana de camellos y mercaderías para sentirnos inmersos en la atmósfera de “Las mil y una noches” o en el apogeo estelar de la Ruta de la Seda. Un camello solitario utilizado para pasear visitantes, al que guarecían del sol bajo un toldo, dormitaba en una pequeña zona arenosa y apartada de la calle principal.

Los planos de la ciudad que manejamos son buenos y eso nos permite situarnos de nuevo junto al restaurante Matinyaz Divanbegi donde hemos comido para continuar la visita que aun nos falta y que es muy densa. Descendemos por una calle llena de tiendas que en su mayoría tienen un patio interior. En ellas las vendedoras despliegan todas sus artes para captarnos como clientes. Pero hay que seguir al grupo que ha doblado hacia la izquierda por una calle que tiene muchos tenderetes, todos situados delante de la medersa Chirgazi Khan, muy grande, que fue edificada en los años 1718-20 por 5.000 esclavos persas, a los que prometieron liberar por su trabajo. Cuando este terminó, se arrepintieron de lo prometido y los esclavos, un tanto airados, lincharon a los arquitectos en el patio interior, donde luego los enterraron. Nadie cuenta que pasó con los esclavos asesinos pero evidentemente nos tememos lo peor…… 

El Mausoleo Pakhlavan Mahmud

 

 

Con esa incógnita entramos en el Mausoleo Pakhlavan Mahmud, lugar de descanso eterno de un santón, muerto en 1325 y que es el patrón de Jiva. El edificio que en principio era pequeño, comenzó a agrandarse porque se convirtió en lugar de peregrinación hasta convertirse en el edificio más famoso de Jiva y en el último mausoleo que se edificó en Asia Central hacia 1835. El patio de entrada, con dos grandes divanes , es pequeño y da paso al mausoleo que exteriormente tiene una preciosa cúpula esmaltada en azul turquesa. La estancia tiene tres tumbas de tres khanes en el centro y a la izquierda, tras un muro incrustado de marfiles, está el sarcófago del santón que está enterrado con su madre. Este hecho era costumbre habitual para diferenciar a cada hijo y su madre, dentro de la estructura de un harem. En 1959 los soviéticos cierran el mausoleo pero lo convierten en el Museo de la Historia Revolucionaria. .Hoy día es lugar de oración para los recién casados y para las mujeres estériles.

Subimos por una larga calle con varios escalones y nos topamos de frente con un hermoso minarete: el Islam Khodja del año 1901. Construido en ladrillo con franjas azules que se ensanchan hacia lo alto, tiene casi 45 metros ( dos metros menos que el Kalon de Bujara, pero 800 años más moderno ) y es el más alto de la ciudad. Se usó como “faro“ vigía para las caravanas, y en época soviética fue torre de radio control para los aviones. Le acompaña la medersa del mismo nombre que hoy es Museo de Artes Aplicadas y en cuyo exterior, una buena exposición de alfombras tentaba a los posibles compradores. 

El minarete Islam Khodja al fondo. Foto Julia G.P.


Enfrente de esta medersa un edificio en restauración acoge el Museo de la Educación. En este espacio abierto encontramos una graciosa cabra de pelo cachemir negro, atada a una puerta. Muy cerca está el pequeño Hotel Lolita ( ó Lola ) levantado con fondos franceses, que cuenta con 20 habitaciones. Junto al hotel está la medersa Abdoullah Khan de 1855, con un Museo de la Naturaleza.
Llegamos de nuevo a la calle principal de Palvan Kori, y nos topamos allí con la que para mi es la joya de esta ciudad: Juma, la Mezquita del viernes. Un insólito espacio de 55 x 46 metros, con paredes de ladrillo sin decoración, y levantado en el siglo XVIII; presenta una colección de 212 columnas de madera – de 3,15 m. de altura -, con un tallado excepcional de los capitales y los fustes; sólo 16 de ellas son antiguas ( ss. XI-XIV ) y están justo en la entrada. El techo es plano con una abertura central por la que entra una luz cenital, que da un aire misterioso a toda la estancia. Cerca tiene su minarete sencillo y airoso con 33 metros de altura y 81 escalones.


El conjunto de la zona Este

Frente a la mezquita Juma, una pequeña medersa Matpana Baya de 1905, es un Museo Intelectual que antes fue Museo del Ateismo con los soviéticos. Nos estamos acercando a la Puerta Este de Ichan –Kala. Aunque no los visitamos, a poca distancia están la mezquita Ak ó blanca de 1838 y los Baños Anoucha Khan, originales de 1647 y embutidos en el suelo para no perder calor. 


Llegamos a la Palvan Darboza ó puerta oriental de la ciudad reconstruida en 1804; ancha como para que puedan pasar camiones y rematada por una cúpula de 60 metros, tiene nichos - donde antaño se “almacenaba “ a los esclavos – que fueron transformados en tiendas hace más de un siglo. En sus puertas se anunciaban las ejecuciones, y los esclavos altivos eran “clavados” por las orejas en las maderas para escarnio público (¡).

Cruzando la calle principal y por el lado derecho, aun nos queda bastante que visitar. Nos encontramos directamente con la medersa Allakouli Khan del año 1834, que marca la entrada a una zona muy interesante de la ciudad. Allakouli fue – entre 1826 y 1842 - un Kahn muy importante en Jiva que mandó construir todo un emporio para su época; pues junto a su medersa, ubicó su gran Palacio, además del Tim ó mercado y el Caravansarai. Los cuatro elementos marcaron su poder, así como el intento de ubicar el centro de Jiva en el lado este de la ciudad para revitalizarla. 

Las familias uzbekas adornan así sus recuerdos de la visita a Jiva. Foto Julia G.P.

El Palacio Tach Khaouli es el palacio de piedra donde vivía Allakouli Khan. En 1830, el arquitecto real que lo diseñó, prometió hacer los 3 patios y 163 piezas en solo 3 años, y al no conseguirlo fue reemplazado y murió empalado. Por fin el palacio se terminó 8 años más tarde y con el trabajo de 1.000 esclavos. Un cuerpo de guardia da la entrada a un espacio exterior desde donde se visitan el Harem, la sala de Recepciones y la Corte de Justicia.. La zona del gineceo o Harem fue lo primero en construirse y allí instaló el Khan a sus 4 esposas legítimas y a las 25 concubinas, guardadas por sirvientas persas, que solamente salían al patio a tomar el aire, ya que jamás podían abandonar el palacio. 


El Patio tiene 5 iwans con unas maravillosas cerámicas de mayólica en tonos azules. El Khan vivía en el primer iwan y luego había uno para cada esposa. El harem se situaba enfrente, con unos largos balcones y escaleras exclusivas para cuando el khan iba a visitar a las concubinas. Las columnas son de madera cincelada de una sola pieza y con el fuste esculpido en mármol; ambos con buenos relieves.  

Para nuestra mentalidad actual la poligamia no es tolerable. Solamente existe aún en los países musulmanes, pues se lo permite el Corán. Pero en aquella época tener una hija concubina del khan era un honor para su familia, cuyos padres alardeaban de ello. Según el guía, cada cierto tiempo el khan salía en su carruaje negro – regalo del Zar de Rusia - para escoger nuevas chicas con destino a su harem. Según la tradición, algunas se acercaban al carruaje para animar al khan y ser las elegidas.


Basa de una de las columnas que sustentan el Ichrat Khaouli. Foto Julia G.P.


Un pasillo secreto unía el harem con la parte pública del palacio, el Ichrat Khaouli, donde se ubicaban la Sala de Recepciones y habitaciones para los invitados del khan. Una plataforma alta y circular de piedra permitía instalar las Yurtas de los jefes de tribu en sus visitas. Por último se visita el Arz Khaouli ó Corte de Justicia, donde el khan la administraba diariamente, durante 4 horas, existiendo un cuerpo de guardia especial para los condenados a muerte. 


Se puede subir al tejado del palacio para gozar de una buena vista de la zona. Desde allí se atisba una gran plaza alta que es la plataforma de la medersa Koutloug Mourad Inak, en donde a veces se celebran danzas, cantos y espectáculos varios. Un gran banco de madera con flores de tela y un enorme tigre de peluche, ambientan las fotos de los turistas.

Regresamos hacia la puerta oeste siguiendo el mismo lado de la calle Polvon Kori. El grupo aun había de tener una sorpresa en la medersa Mohammed Rakhim Khan, donde el delicioso Circo Darboz cuida y ejercita a sus talentos. En su patio, la familia, con una nena, que se ve en la foto adjunta, nos ofreció un pequeño recital con instrumentos de música uzbeka y una exhibición de Equilibristas que terminó con la niña en lo mas alto de la torre humana.(¡). Y la ella estaba realmente feliz¡

El circo Darvoz ensaya en el patio de la medersa. Foto Julia G.P.

Nuestro retorno al hotel Asia fue algo triste. Dejábamos atrás una maravilla de ciudad y además, nuestro viaje por Uzbekistan estaba tocando a su fin. Después de una merienda en el comedor del jardín aún nos brindaron una sesión de música y danzas uzbekas. Y nos regalaron unos gorros dorados que hubimos de llevar en la mano durante todo el viaje de regreso. Los dos autobuses escoltados de nuevo por la policía, nos dejaron al pie del avión que nos llevó del aeropuerto de Urgentch al de Tashkent, donde el vuelo de Uzbekistan Airways nos esperaba para llevarnos de regreso a Madrid, vía Ginebra. Acababa así una semana estupenda en un país nuevo y desconocido, que ya forma parte de mis mejores recuerdos.

¡ Hasta siempre Uzbekistán!

La Ruta de la Seda: Jiva (I)



Puerta de acceso a la ciudadela. Foto Wikipedia

Al terminar la visita de Bujara, los autobuses situados en Lyabi-Hauz tomaron el camino del Aeropuerto. Un avión Iluyshin de fabricación rusa, nos esperaba para trasladarnos hasta Urgentch. El viaje duró mas ó menos una hora y durante el trayecto, con el avión completo, nos sirvieron un refresco. Ya de noche cerrada llegamos a Urgentch donde nos esperaba una bienvenida folklórica, calurosa aunque modesta, pues solo dos músicos y dos bailarinas nos recibieron al descender del aparato. Pero fue amena porque distrajeron nuestro cansancio mientras esperábamos nuestras maletas que – como siempre en Uzbekistan – se hicieron esperar.
 
Dos autobuses escoltados por un coche de policía nos condujeron hasta JIVA, distante unos 30 kms, donde el Hotel Asia Jiva nos recibió con los brazos abiertos. Una cena variada en plan buffet, restauró nuestras fuerzas de la gran visita de todo el día anterior en Bujara. El hotel era de construcción reciente, agradable y con pequeños jardines entre los diversos edificios. Las habitaciones modernas y acogedoras. Morfeo nos preparó para la última etapa, al día siguiente, de nuestro viaje por Uzbekistan. 

Jiva nos sorprende 

 

Jiva es una pequeña joya y para nuestro grupo resultó la mejor manera de terminar nuestro periplo por este curioso país. Es además, una muy agradable sorpresa. Porque no te esperas encontrar, ni la gran concentración de monumentos en tan pequeño espacio, ni mucho menos, el magnífico estado de conservación ó de restauración que estos presentan. El guía nos propuso un corto paseo nocturno por la ciudad vieja iluminada, que resultó realmente impresionante.

Es evidente que los organismos internacionales, la UNESCO, la OMT, etc., han invertido ingentes sumas de dinero, no solo en restaurar por dentro y por fuera la mayoría de los edificios históricos de la ciudad, sino también en urbanizar y enlosar las calles y plazas del centro histórico que, hasta hace pocos años, eran de suelo terroso y llenas de regueros. Así lo pudimos apreciar dejando atrás la zona monumental para – tomando un atajo – salir por la Puerta Sur que daba casi directamente a nuestro hotel.

Ichan Kala 

 

Murallas de Jiva. Foto Julia G.P.


Así se llama la ciudad vieja ó casco antiguo. Hablamos del recinto amurallado que con solo 2.000 habitantes, es propiamente la histórica ciudad de Jiva. El status de villa-museo lo tiene desde 1967 y esto ha conseguido preservarla como el conjunto arquitectónico más homogéneo del mundo islámico. En 1990 era declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

Fue una ciudad rebelde, plagada de ladrones y de traficantes de esclavos, conquistada por los rusos en mayo de 1873; y desde entonces aparecía como un lugar de prestigio pero sin alma. De los 40.000 habitantes de Jiva, solo 2.000 viven en Ichan Kala, protegidos por 2,2 kms de fortificaciones almenadas que – aunque tienen algunos lienzos del siglo XV – en su mayoría fueron levantadas entre 1686-88 por Arang Khan y protegían a la ciudad de de cualquier peligro exterior. No en vano, aunque solo está construida en ladrillo y barro cocido, la muralla tiene una altura de 8 metros y un espesor de 6. Ha sido sometida a numerosas reconstrucciones tras las sucesivas destrucciones. 

Ichan Kala tiene forma de rectángulo, insertado dentro de la cinta de murallas y sus 24 cubos. Al interior de la ciudad vieja se accede por cuatro Puertas orientadas a los cuatro puntos cardinales. Una calle central – Polvan Qori – cruza el recinto desde la Ota Darvoza (Puerta Oeste) hasta la Palvan Darvoza ó Puerta Este. Aunque dos calles más atraviesan la arteria principal, el plano urbano de la vieja Jiva, está formado por un conjunto de intrincados vericuetos que recuerdan el urbanismo de las ciudades islámicas, donde es fácil perderse y bastante difícil reencontrar el camino debido.

La mitad del conjunto urbano ha sido convenientemente restaurado y ya cuenta con algunos servicios turísticos adecuados. Al menos vimos y utilizamos un gran restaurante dentro de una antigua medersa, así como un salón de té con jardín y divanes de madera. Dos hoteles pequeños, tres “ bed & brekfast” y un gran hotel en otra medersa, completan la oferta turística interna de la ciudad. El hotel Asia, el más moderno está situado extramuros de la Puerta Sur ó Tach Darvoza.


Pero Jiva es, ante todo, un mare magnum de Medersas, Mezquitas, Minaretes y Mausoleos, junto con dos Palacios y sus correspondientes Harenes. La visita fue densa y recorrimos al menos 15 monumentos de los diversos que acabo de citar. Nos llamaron agradablemente la atención los numerosos Museos que ocupan varios edificios antiguos y los tenderetes bien ordenados que animan los rincones de esta ciudad, con artesanías, telas, joyas, cerámicas y pieles. Hermosos gorros de piel, algunos con orejeras, para protegerse del frío invierno y la nieve consiguiente. Esta zona uzbeka del Jorezm o Khorezm se sitúa ya en el delta del río Amur – Daria; y aunque se va acercando al Mar de Aral, es todavía casi un puro desierto. 
 
Cada puerta de Jiva tenía su “especialización”; así, la Puerta del Norte con su torre era donde pagaban las tasas las caravanas que llegaban desde Urgentch. A pocos metros estaba – y está - el Pozo Khivak donde repostaban y reponían agua, tanto los caravaneros como sus camellos; siendo un pozo que ya aparecía en las crónicas árabes del siglo X. Esto nos da idea de que, en realidad, Jiva era un oasis y allí, los nómadas uzbekos, fundaron la capital del khanato de Khorezm. Por eso Jiva se convirtió en su capital en 1511 cuando, según se cuenta, Urgentch aspiraba a ser la elegida para ello.

Un poco de historia 

 

Su vida fue turbulenta por las luchas tribales del siglo XVII y XVIII. Desde 1800, con el gran apogeo del comercio con Rusia y el río Volga, el khanato se extendió hasta el Mar de Aral y por ello, entró en conflicto con el imperio ruso. Se relata la truculenta historia de Bekovitch, enviado del Zar de Rusia Pedro I, que fue degollado vivo y con su piel hicieron un tambor. A otro oficial ruso – N. Mouraviev - lo retuvieron durante meses mientras debatían la forma en que lo iban a matar. 

Todo esto lo relataron viajeros extranjeros como Fred Burnaby en 1898 ó Robert Jefferson que llegó hasta Jiva desde Londres en bicicleta. Por influencia de la revolución rusa, en 1918 asesinan a Isphandujar Khan y se proclama la República Popular del Khorezm, que obviamente se integra dentro de la URSS. Su unión a Uzbekistan tuvo lugar en 1924. Hoy todos los khanatos han desaparecido, pero su historia no deja de interesarnos, porque nos informa de las costumbres e idiosincrasia de cada época.

La Puerta del Este se cerraba desde el crepúsculo hasta el alba y no solo protegía de las tribus sino también de las tempestades de arena del desierto. Su opuesta en el lado Oeste es, según nuestro guía, una réplica perfecta que se construyó hace solo 40 años, puesto que la antigua y original fue destruida para que en el centro medieval pudieran entrar los coches. La Puerta del Sur es de 1830 y desde su piso alto ofrece buenas panorámicas.
Si hay tiempo, se puede pasear a lo largo de la muralla entre las puertas norte y oeste. 

El conjunto de la zona Oeste 

 

Monumento al gran matemático Al Khorezm. Foto Julia G.P.

 

A pie desde nuestro hotel Asia Jiva, rodeamos la muralla hasta alcanzar la puerta oeste u Ota Darvoza. Allí como embajador de Jiva, nos “saluda “ desde su estatua sedente, Al- Khorezmi, el genio matemático, el hijo más preclaro de la ciudad, que definió los “algoritmos” ( palabra derivada de su nombre que, por cierto, a su vez procede del nombre de la región Khorezm), como método para solucionar problemas matemáticos y astronómicos entre otros aspectos científicos. Al cruzar esta puerta “se para el tiempo”. Uno se sumerge en otra cultura y sobre todo, en otra época. Nada que sea actual distrae al visitante porque hasta los tenderetes están apropiados y los vendedores se visten con sus ropas clásicas y multicolores.
 
Entrando a la calle principal – Palvan Kori - a nuestra derecha nos topamos con el hotel Medersa Amin Khan que ofrece 40 habitaciones, antiguas celdas islámicas con baño y habitaciones con buenas vistas. Es el establecimiento más grande de Jiva que se complementa con el gran edificio Matinyaz Divanbegi, hoy convertido en el gran Restaurante Jiva. Buena atención y comida bajo el toldo que refresca el patio.

Torre Kalta Minor. Foto Wikipedia



Entre ambos edificios se levanta una preciosa torre no muy alta. Es el Kalta Minor ó minarete corto que, construido en 1852, debía de alcanzar una altura de 70 mts; es decir 12 metros más que el gran minarete Kalon Kalian de Bujara y llegar así a destacarse como el más alto del mundo musulmán. ¿ Por qué se detuvo en los 26 metros actuales? La incógnita tiene dos posibles respuestas : la primera, la más plausible, señala como motivo la muerte, en 1855, de Amin Khan. Pero según otra leyenda más curiosa, se dice que desde la gran altura de 70 metros, el muecín podía ver a las concubinas del patio del harén que estaba enfrente y eso no le gustaba a Amin Khan. 


Con su bello color verde jade y su forma redondeada, Kalta Minor es una de los símbolos de Jiva. Sus 68 escalones llevan hasta la plataforma desde la cual se goza de una buena perspectiva de la ciudad. Por detrás de estos edificios se haya la más antigua construcción de Jiva: el pequeño Mausoleo de Said Allauddin que hacia 1303 era un maestro sufí que llegó a ser muy venerado. 



Justamente enfrente, cruzando la calle, está la antigua Ciudadela ó Kourhna Ark que con una base datada en el siglo V, ha sido agrandada poco a poco por los diversos Khanes . Entrando por la puerta principal, a la derecha se encuentra la Mezquita de Verano de fecha 1838, con unas paredes de cerámicas azules y blancas. En ella se ha instalado el Museo de monedas, medallas y billetes junto a una maqueta de forja que simula una ceca.

El Salón del Trono o Khourinich Khana. Foto Julia G.P.

Pasando al Patio principal se llega hasta el Kourinich Khana ó salón del trono que es de principios del XIX. Allí celebraba el Khan sus audiencias públicas y durante el invierno tenía instalada una yurta recalentada sobre una base redonda de ladrillo. El trono del Khan era de madera plateada y se hizo en 1816. Cuando llegaron los rusos este trono salió de inmediato hacia el Museo del Ermitage en San Petersburgo, donde aun está, pese a que los uzbekos lo siguen reclamando. 

Se continúa por diversos patios adornados con bellos azulejos azures, hasta llegar a las piezas del Harem que, sin duda, pueden ser vistas desde el minarete de la medersa – hotel, el Kalta Minor. ¡Se comprende ahora mejor por qué quiso el Khan dejarlo tan bajo!
Saliendo al exterior se encuentra la Prisión Zindan, construida por los rusos en el año de 1910. Son increíbles los instrumentos de tortura y los métodos de ejecución, de épocas históricas anteriores, allí expuestos. Da pavor pensar en aquellos suplicios horribles inventados y ejecutados por aquellas mentes diabólicas. Aún recordamos la prisión de Bujara y el suplicio final de Bekovitch, que ya hemos contado. 

Dejamos el Kourkhna Ark y casi al lado encontramos el Palvan Kori Trade Center, actual centro de artesanía de la ciudad, interesante si se tiene tiempo, ya que normalmente las visitas son todas tan rápidas, que si te paras en algún sitio corres el riesgo de perder al grupo. 

 Sobre la misma plaza está la medersa Mohammed Rakhim Khan donde se ubica un Museo del Vestido y Armas locales, así como numerosas fotos del siglo XIX en que se puede ver al Khan recibiendo honores de los rusos durante los tres viajes que hizo a San Petersburgo. Como dato curioso cabe decir que estaba tan admirado por las costumbres de Rusia que nada más regresar de su primer viaje, obligó a todas las mujeres de su Harem a llevar corsés. También aprendió a fumar y se compró un teléfono que no podía usar por no haber línea en toda la zona.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La Ruta de la Seda: Bujara (II)



Después de esta intensa mañana nos encaminamos a reponer fuerzas, y qué mejor que hacerlo “al borde de un estanque” ó Liabi – Hauz . Este lugar que ya visitamos la noche anterior en nuestra cena, cambia su aspecto totalmente de la noche al día. Con la luz del sol, todo se refleja en el agua del hauz, cobrando nueva vida. 

Un bosquecillo de moreras, plantadas en el año 1477 (¡), rodea tres lados del estanque y, bajo su sombra, las mesas de un restaurante, los divanes de madera y las alfombras, se llenan de gente casi todo el día. Cada hora tiene sus visitantes, pues es lo habitual tomar el té, conversar o jugar al ajedrez.  

 

Encontramos a un grupo de turistas alemanes comiendo muy cerca de un diván, donde se sentaban unos ancianos de vestimenta y barbas blancas, que cubrían sus cabezas con el típico gorrillo uzbeko. Era un conciliábulo de Aksakal (literalmente “los barbas blancas”) que ejercitan las relaciones sociales cotidianas con sus vecinos del Malhalla ó vecindario. ¿Quien no recuerda – hasta hace unas décadas - en nuestros pueblos, los corrillos de señoras sentadas a la puerta de sus casas que, cada atardecer, comentaban los “sucedidos” de aquel día?. Pues en un país en masculino singular, esta misión de cotilleo público la realizan los hombres.

El Conjunto Liabi - Hauz 


El atractivo monumental de este lugar lo conforman  tres hermosos edificios, todos del siglo XVI: dos medersas y una khanagha. 

La Medersa Koukeldach data de 1568 y es la mayor de Bujara, así como el primer elemento que se levantó en esta plaza. Una fachada grande y pesada oculta un complejo sistema de bóvedas. En época soviética fue un centro de mujeres, con la idea de luchar contra un bastión masculino como son las medersas. Hasta hace pocos años fue la Oficina del Censo, y actualmente acoge dos grandes tiendas de artesanía y souvenirs. Es el edificio lateral mas retirado del hauz y no lo visitamos. 

Dos edificaciones aparecían situadas frente a frente, separadas por las moreras y el hauz. Las dos llevan el mismo nombre: Nadir Divanbegi. El término Divanbegi es el equivalente al título de Gran Visir ó ministro de Finanzas. Por lo que Nadir, el ministro de hacienda del Imán Kouli Khan, fue el promotor o mecenas de la construcción, tanto de la medersa como de la khanagha; con ello demostró su gran fe, puesto que ambas obras eran para uso religioso. 

La Khanagha Nadir  fue construida al mismo tiempo que el estanque, hacia 1602, y en realidad es una mezquita cruciforme, más bien cuadrada y con solo cuatro hujra, y una bella fachada dorada al igual que el mihrab muy decorado. Toda la belleza interior se diluye entre las numerosas tiendas de recuerdos para turistas, que cubren los muros con cuadros y telas. 



La Medersa Nadir data de 1630 y muestra una espléndida fachada con 12 hujras así como un enorme portal diferente a cuantos hayamos visto hasta ahora. Parece ser que su destino inicial era servir como caravansarai, edificio del que Nadir pensaba sacar sustanciosas ganancias, pero… para halagar al imán Kouli-Khan lo transformó finalmente en medersa. 

En los tímpanos del arco de su inmensa fachada, aparecen representados dos pájaros extraños, cuya disposición  recuerda lejanamente la de los dos leones ó tigres que adornan la fachada de la Medersa de Chir Dor, en el Registán de Samarkanda, y manifiestan igualmente un herético uso de las figuras de animales en el arte islámico. Sea cual fuere su uso de antaño, esta Medersa alberga hoy un centro de artesanos, en cuyo patio/jardín un restaurante ameniza sus comidas con música y danzas. Para nuestro grupo hubo, además, un desfile de modas, en la cena de la noche anterior.

El protagonista del Liabi-Hauz es el estanque que fue construido en 1602 como el mayor aljibe de Bujara, alimentado directamente por el Canal real (Chah Roud) que aún atraviesa la ciudad antigua. Al igual que en Bolo-Hauz, los aguadores llenaban sus odres de cuero para vender el agua por la ciudad. 

A menudo el estanque desprendía un hedor pestilente. La gente se bañaba, bebía y – quizás también “desbebía” – en este “hauz”,  lo que criaba muchos parásitos en sus aguas estancadas. Era un embalse de agua y también “piscina” para todos.... No es extraño que en los años 1920-30 se produjeran en Bujara epidemias de tifus, que obligaron a vaciar el hauz y no fue rellenado hasta el año 1960. Hoy sus aguas tienen un tono verde de musgos y su uso es meramente paisajístico.


El cuarto lado de Liabi está formado por numerosos edificios de 1 ó 2 plantas – los Caravansarai - con patios interiores y varios subterráneos, donde en tiempos se cuidaba de los camellos y se almacenaban las mercaderías. Hoy en día albergan buenas tiendas donde comprar sedas, ropas, alfombras, objetos de metal, joyería, dibujos y pieles. Las de astracán y otras pieles, tanto en negro como rubias o blancas, nos parecieron de buena calidad y diseño y a precios asequibles. 


Siguiendo la calle de estas tiendas, se llega a una plaza donde en 1930 los arqueólogos excavaron una construcción anterior al siglo XII que fue reconvertida posteriormente en una mezquita, la más antigua de Bujara; se trata de Magok-i-Attari


La leyenda de este lugar es muy bella: allí existió en tiempos paganos, un templo dedicado a la diosa Luna, que era considerada protectora de los pueblos nómadas, a los que iluminaba el camino en los viajes nocturnos. Mas tarde fue un mercado de ídolos de arcilla y de madera, que se mezclaban con las especias y hierbas medicinales. Hoy Magok-i-Attari esta rodeada de un foso de 4,5 metros de alto y es un Museo de Tapices.

Las estrechas calles de aquella zona forman el pequeño Barrio Judío, a donde llegaron sus habitantes atraídos por el comercio, y en donde debían de pagar una tasa de Infieles por practicar su religión. A unos 300 metros de Liabi-Hauz existe una discreta Sinagoga; la mayoría de los judíos actuales solo hablan ruso y tayiko, apenas el uzbeko, pero no han podido desplazarse a vivir en Israel por falta de medios económicos. 


El Conjunto POI KALIAN

 



Tras el almuerzo bajo las centenarias moreras de Liabi-Hauz, la siguiente sorpresa de aquella tarde fue Poi Kalian. Regresamos hacia la Fortaleza d´Ark, para encontrarnos en el centro religioso de Bujara la Santa. Poi Kalian ó “pedestal del más grande “, es un complejo de tres elementos: una mezquita, una medersa y un minarete. Forman entre si el conjunto monumental más majestuoso e impresionante de Bujara. Y allí, el gran minarete es el símbolo de la ciudad. 


El Minarete Kalon Kalian


Domina la ciudad desde sus 48 metros de altura, más otros diez de los cimientos y tiene un diámetro de nueve metros. Son cifras espectaculares para una edificación que comenzó siendo una modesta torre en el año 919; que se amplió en el 1068 pero se desplomó sobre la mezquita aledaña, produciendo una masacre de fieles. Fue en 1127 cuando el regente de Bujara, Arslan Khan, mandó levantar el minarete más alto que el mundo hubiera nunca conocido. 

Así nació el actual Kalian al que, según la tradición, se añadió al material de mortero, nada menos que leche de camella, yema de huevo y sangre de toro (supuestamente esta sangre le aportó el colorido rosáceo de sus muros). Todo esto le dio una gran consistencia y así se convirtió en la torre aislada más alta e imponente de su época. Y lo cierto es que impresiona por grande y por airosa. 

La base es octogonal y muestra diez anillos de ladrillos barnizados, que se rematan en una galería circular con 16 ventanales decorativos, a la que se puede ascender por 105 escaleras , estrechas y de caracol. Nadie de nuestro grupo se atrevió con ellas, aunque nos imaginamos al muecín subiéndolas - y bajándolas - cinco veces al día para llamar a la oración. Alguien preguntó al guía si el almuédano no recibiría sobresueldo por semejante hazaña diaria. 

A este minarete se asomó Gengis Khan cuando conquistó Bujara en el año 1220, y se dirigió a una aterrorizada multitud con esta afirmación demoledora: "Soy el enviado de Dios para castigar vuestros pecados".  

La imagen que conjura una crónica de la época citando el decreto mongol, nos sigue pareciendo terrorífica: "Todos los habitantes, acompañados de sus mujeres y sus hijos, deberán salir hacia el campo, dejar en sus casas todos sus bienes y no llevar con ellos más que lo puesto. [Se trataba, al parecer, de censar a la población, y por la mañana, los ciudadanos cumplieron las órdenes]. En número eran dos o tres veces más numerosos que los efectivos enemigos. Los mongoles, acompañados por los intérpretes, pasaron primeramente entre la muchedumbre informándose de si entre ellos había algún artesano y preguntando el oficio que ejercían. Después, agruparon a éstos aparte... Finalmente, los mongoles buscaron a las mujeres hermosas, las jovencitas y los niños, y los aislaron... Las mujeres fueron violadas ante los ojos de sus padres, y el resto de los habitantes - salvo los hombres jóvenes que podían servir de esclavos y los artesanos - fueron asesinados en el lugar. Cuando los mongoles volvieron hacia las calles desiertas y abandonadas, cuando se dispersaron entre las casas y hubieron cargado sobre sus caballos todos los objetos saqueados, la ciudad comenzó a arder por los cuatro costados". 

Más tarde, en época de Tamerlán, el minarete fue conocido como “torre de la muerte”, pues se utilizó también como cadalso de manera que, desde su cima, eran arrojados al vacío los convictos condenados a muerte. Según la tradición, si el reo era una mujer – generalmente condenada por adulterio – se la encerraba en un saco para que, por decoro, la caída no levantara sus faldas. Ni que decir tiene que los condenados eran intocables y se les dejaba morir solos sobre el pavimento.


La Mezquita Kalian



El minarete Kalian está unido al tejado de la mezquita del viernes. Esta pareció ser construida para albergar a toda la población de Bujara, puesto que caben en su interior hasta 12.000 personas; es la mezquita más antigua de Asia central y la segunda del país por capacidad, solo superada por la Bibi- Khanum de Samarkanda. 

El gran pórtico que da entrada al inmenso patio es una maravilla del siglo XVI, cuando fue reconstruida porque su estado había llegado a ser lamentable. Recientemente ha sido totalmente restaurada y su aspecto es imponente. Personalmente me trajo a la memoria la gran mezquita de Keruan en Túnez, aunque es indudable que la tunecina no es tan antigua ni tiene las bellas cúpulas azules de la uzbeka. El gran Patio está rodeado por 208 columnas que sostienen 288 pequeñas cúpulas que dan sombra a los soportales. 




Entre la escasa gente que deambulaba por este patio, apareció una pareja de ancianos acompañados de dos niños. Los abuelos iban bien vestidos con trajes tradicionales, y parte del grupo “se abalanzó“ sobre ellos. Las máquinas los captaron “en libertad” y es seguro que la imagen de estos amorosos viejecitos, ha merecido un lugar de honor en las revistas de nuestros periodistas profesionales, así como los muestra aquí nuestra foto personal. Saliendo de nuevo a la plaza exterior, el pórtico de la mezquita Kalian encuadra a distancia otro pórtico casi gemelo, el de la medersa Mir-i-Arab. Dos construcciones soberbias que enmarcan la gran explanada presidida por el inmenso minarete. 




La Medersa Mir-i-Arab 


Actualmente  ésta medersa es la más prestigiosa de Asia central, y conforma la vanguardia del renacimiento islámico en Uzbekistán. Fue construida en 1535 por el Khan Ubaidullah y según la leyenda, fue costeada con la venta de 3.000 esclavos persas, y diseñada por Mur-i-Arab de quien tomó el nombre. Ambos personajes – el Kahn y el arquitecto – están inhumados bajo una de las elegantes cúpulas azules del edificio. 


Su fachada es mucho más espectacular que la de la mezquita que tiene enfrente. La mezquita Kalian nos sorprende por su patio, pero Mir-i-Arab nos fascina por su fachada; probablemente la más monumental de cuantas hayamos visto hasta ahora. Un gigantesco pórtico dotado de logias interiores, se centra en dos cuerpos de hujras dobles, rematados por dos torretas en ambos extremos. Completan el conjunto dos elegantes cúpulas azules a ambos lados del portal. Todo parece un inmenso escenario teatral,  por el que deambularon los miles de estudiantes que a lo largo de su historia vivían en la medersa y rezaban en la mezquita. 

Alguien hizo cábalas sobre los cinco años de estudios: unas 20.000 veces cruzaron ( en ambos sentidos ) la explanada para sus cinco rezos cotidianos. Fue imposible asomarnos al patio. Unos 120 alumnos estudian allí el árabe, el Corán y la teología para convertirse en Imanes, tras los 5 años oficiales. 

Abandonamos la plaza Kalian y entramos en un pequeño bazar, con buena oferta de joyería en plata, cuya vía central nos condujo hasta una plaza arbolada donde destacaban los edificios de dos medersas. 

La Medersa de Ulug Beg, el príncipe astrónomo que ya conocimos en Samarkanda, está sometida a un fuerte proceso de restauración, debido al mal estado que aún presenta su patio interior. Justo enfrente de ella, se levanta la medersa de Abdulaziz Khan, edificio de un mayor porte aunque muy escaso de decoración de mosaicos. Su patio interior, cubierto con una gran cúpula rebajada, ha sido recuperado como espacio artesanal para la venta de elementos textiles.


De regreso hacia el autobús que nos esperaba en Liabi -Hauz, aún cruzamos por otro bazar donde la oferta de cerámicas era abundante, variada y tentadora. Muy pocos de nosotros nos resistimos a comprar platos, fuentes y jarras, que ahora adornan las mesas en nuestros hogares. La visita de Bujara llegaba a su término frente a la Magok-i-Attari, con una última ojeada al estanque Hauz, auténtico corazón turístico de esta increíble ciudad.


Fotos: Liabi-Hauz, Aljibe y Restaurantes. // Tienda de alfombras en un Caravansarai // // Patio de la Mezquita Kalian // Ancianos con niños en el Patio de la Mezquita Kalian // Puesto de cerámica en el Bazar. Todas realizadas por Julia Gómez Prieto, autora del Blog.
Foto del Conjunto Poi Kalian con el minarete en el centro. Wikipedia