jueves, 24 de noviembre de 2011

La Ruta de la Seda : Jiva ( II )


Puerta de acceso a la ciudad vieja de Jiva. Detrás el Kalta Minor. Foto Wikipedia

Una visita de Jiva


Tras la visita del área más cercana a la Puerta del Oeste, uno puede perderse por el laberinto de callejuelas de Jiva. Nosotros seguiremos la ruta que realizó nuestro guía, pero puede hacerse de diferentes maneras, porque la abundancia de monumentos es inmensa y con un día de visita no es suficiente. 

Lo bonito fue perderse de noche por la ciudad iluminada pero silenciosa y vacía. Algunos rincones parecían esconder fantasmas y por eso – nos decía el guía –, es conveniente estar en grupo para poder defenderse de ellos. Con la luz del día todo cobra vida y se llenan las calles, las tiendas y los tenderetes. Solo nos hubiera faltado ver aparecer una caravana de camellos y mercaderías para sentirnos inmersos en la atmósfera de “Las mil y una noches” o en el apogeo estelar de la Ruta de la Seda. Un camello solitario utilizado para pasear visitantes, al que guarecían del sol bajo un toldo, dormitaba en una pequeña zona arenosa y apartada de la calle principal.

Los planos de la ciudad que manejamos son buenos y eso nos permite situarnos de nuevo junto al restaurante Matinyaz Divanbegi donde hemos comido para continuar la visita que aun nos falta y que es muy densa. Descendemos por una calle llena de tiendas que en su mayoría tienen un patio interior. En ellas las vendedoras despliegan todas sus artes para captarnos como clientes. Pero hay que seguir al grupo que ha doblado hacia la izquierda por una calle que tiene muchos tenderetes, todos situados delante de la medersa Chirgazi Khan, muy grande, que fue edificada en los años 1718-20 por 5.000 esclavos persas, a los que prometieron liberar por su trabajo. Cuando este terminó, se arrepintieron de lo prometido y los esclavos, un tanto airados, lincharon a los arquitectos en el patio interior, donde luego los enterraron. Nadie cuenta que pasó con los esclavos asesinos pero evidentemente nos tememos lo peor…… 

El Mausoleo Pakhlavan Mahmud

 

 

Con esa incógnita entramos en el Mausoleo Pakhlavan Mahmud, lugar de descanso eterno de un santón, muerto en 1325 y que es el patrón de Jiva. El edificio que en principio era pequeño, comenzó a agrandarse porque se convirtió en lugar de peregrinación hasta convertirse en el edificio más famoso de Jiva y en el último mausoleo que se edificó en Asia Central hacia 1835. El patio de entrada, con dos grandes divanes , es pequeño y da paso al mausoleo que exteriormente tiene una preciosa cúpula esmaltada en azul turquesa. La estancia tiene tres tumbas de tres khanes en el centro y a la izquierda, tras un muro incrustado de marfiles, está el sarcófago del santón que está enterrado con su madre. Este hecho era costumbre habitual para diferenciar a cada hijo y su madre, dentro de la estructura de un harem. En 1959 los soviéticos cierran el mausoleo pero lo convierten en el Museo de la Historia Revolucionaria. .Hoy día es lugar de oración para los recién casados y para las mujeres estériles.

Subimos por una larga calle con varios escalones y nos topamos de frente con un hermoso minarete: el Islam Khodja del año 1901. Construido en ladrillo con franjas azules que se ensanchan hacia lo alto, tiene casi 45 metros ( dos metros menos que el Kalon de Bujara, pero 800 años más moderno ) y es el más alto de la ciudad. Se usó como “faro“ vigía para las caravanas, y en época soviética fue torre de radio control para los aviones. Le acompaña la medersa del mismo nombre que hoy es Museo de Artes Aplicadas y en cuyo exterior, una buena exposición de alfombras tentaba a los posibles compradores. 

El minarete Islam Khodja al fondo. Foto Julia G.P.


Enfrente de esta medersa un edificio en restauración acoge el Museo de la Educación. En este espacio abierto encontramos una graciosa cabra de pelo cachemir negro, atada a una puerta. Muy cerca está el pequeño Hotel Lolita ( ó Lola ) levantado con fondos franceses, que cuenta con 20 habitaciones. Junto al hotel está la medersa Abdoullah Khan de 1855, con un Museo de la Naturaleza.
Llegamos de nuevo a la calle principal de Palvan Kori, y nos topamos allí con la que para mi es la joya de esta ciudad: Juma, la Mezquita del viernes. Un insólito espacio de 55 x 46 metros, con paredes de ladrillo sin decoración, y levantado en el siglo XVIII; presenta una colección de 212 columnas de madera – de 3,15 m. de altura -, con un tallado excepcional de los capitales y los fustes; sólo 16 de ellas son antiguas ( ss. XI-XIV ) y están justo en la entrada. El techo es plano con una abertura central por la que entra una luz cenital, que da un aire misterioso a toda la estancia. Cerca tiene su minarete sencillo y airoso con 33 metros de altura y 81 escalones.


El conjunto de la zona Este

Frente a la mezquita Juma, una pequeña medersa Matpana Baya de 1905, es un Museo Intelectual que antes fue Museo del Ateismo con los soviéticos. Nos estamos acercando a la Puerta Este de Ichan –Kala. Aunque no los visitamos, a poca distancia están la mezquita Ak ó blanca de 1838 y los Baños Anoucha Khan, originales de 1647 y embutidos en el suelo para no perder calor. 


Llegamos a la Palvan Darboza ó puerta oriental de la ciudad reconstruida en 1804; ancha como para que puedan pasar camiones y rematada por una cúpula de 60 metros, tiene nichos - donde antaño se “almacenaba “ a los esclavos – que fueron transformados en tiendas hace más de un siglo. En sus puertas se anunciaban las ejecuciones, y los esclavos altivos eran “clavados” por las orejas en las maderas para escarnio público (¡).

Cruzando la calle principal y por el lado derecho, aun nos queda bastante que visitar. Nos encontramos directamente con la medersa Allakouli Khan del año 1834, que marca la entrada a una zona muy interesante de la ciudad. Allakouli fue – entre 1826 y 1842 - un Kahn muy importante en Jiva que mandó construir todo un emporio para su época; pues junto a su medersa, ubicó su gran Palacio, además del Tim ó mercado y el Caravansarai. Los cuatro elementos marcaron su poder, así como el intento de ubicar el centro de Jiva en el lado este de la ciudad para revitalizarla. 

Las familias uzbekas adornan así sus recuerdos de la visita a Jiva. Foto Julia G.P.

El Palacio Tach Khaouli es el palacio de piedra donde vivía Allakouli Khan. En 1830, el arquitecto real que lo diseñó, prometió hacer los 3 patios y 163 piezas en solo 3 años, y al no conseguirlo fue reemplazado y murió empalado. Por fin el palacio se terminó 8 años más tarde y con el trabajo de 1.000 esclavos. Un cuerpo de guardia da la entrada a un espacio exterior desde donde se visitan el Harem, la sala de Recepciones y la Corte de Justicia.. La zona del gineceo o Harem fue lo primero en construirse y allí instaló el Khan a sus 4 esposas legítimas y a las 25 concubinas, guardadas por sirvientas persas, que solamente salían al patio a tomar el aire, ya que jamás podían abandonar el palacio. 


El Patio tiene 5 iwans con unas maravillosas cerámicas de mayólica en tonos azules. El Khan vivía en el primer iwan y luego había uno para cada esposa. El harem se situaba enfrente, con unos largos balcones y escaleras exclusivas para cuando el khan iba a visitar a las concubinas. Las columnas son de madera cincelada de una sola pieza y con el fuste esculpido en mármol; ambos con buenos relieves.  

Para nuestra mentalidad actual la poligamia no es tolerable. Solamente existe aún en los países musulmanes, pues se lo permite el Corán. Pero en aquella época tener una hija concubina del khan era un honor para su familia, cuyos padres alardeaban de ello. Según el guía, cada cierto tiempo el khan salía en su carruaje negro – regalo del Zar de Rusia - para escoger nuevas chicas con destino a su harem. Según la tradición, algunas se acercaban al carruaje para animar al khan y ser las elegidas.


Basa de una de las columnas que sustentan el Ichrat Khaouli. Foto Julia G.P.


Un pasillo secreto unía el harem con la parte pública del palacio, el Ichrat Khaouli, donde se ubicaban la Sala de Recepciones y habitaciones para los invitados del khan. Una plataforma alta y circular de piedra permitía instalar las Yurtas de los jefes de tribu en sus visitas. Por último se visita el Arz Khaouli ó Corte de Justicia, donde el khan la administraba diariamente, durante 4 horas, existiendo un cuerpo de guardia especial para los condenados a muerte. 


Se puede subir al tejado del palacio para gozar de una buena vista de la zona. Desde allí se atisba una gran plaza alta que es la plataforma de la medersa Koutloug Mourad Inak, en donde a veces se celebran danzas, cantos y espectáculos varios. Un gran banco de madera con flores de tela y un enorme tigre de peluche, ambientan las fotos de los turistas.

Regresamos hacia la puerta oeste siguiendo el mismo lado de la calle Polvon Kori. El grupo aun había de tener una sorpresa en la medersa Mohammed Rakhim Khan, donde el delicioso Circo Darboz cuida y ejercita a sus talentos. En su patio, la familia, con una nena, que se ve en la foto adjunta, nos ofreció un pequeño recital con instrumentos de música uzbeka y una exhibición de Equilibristas que terminó con la niña en lo mas alto de la torre humana.(¡). Y la ella estaba realmente feliz¡

El circo Darvoz ensaya en el patio de la medersa. Foto Julia G.P.

Nuestro retorno al hotel Asia fue algo triste. Dejábamos atrás una maravilla de ciudad y además, nuestro viaje por Uzbekistan estaba tocando a su fin. Después de una merienda en el comedor del jardín aún nos brindaron una sesión de música y danzas uzbekas. Y nos regalaron unos gorros dorados que hubimos de llevar en la mano durante todo el viaje de regreso. Los dos autobuses escoltados de nuevo por la policía, nos dejaron al pie del avión que nos llevó del aeropuerto de Urgentch al de Tashkent, donde el vuelo de Uzbekistan Airways nos esperaba para llevarnos de regreso a Madrid, vía Ginebra. Acababa así una semana estupenda en un país nuevo y desconocido, que ya forma parte de mis mejores recuerdos.

¡ Hasta siempre Uzbekistán!

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