miércoles, 26 de marzo de 2014

Del Viejo San Juan al nuevo




Desde La Fortaleza


Llegando a este punto hay que perderse por las preciosas calles del Casco Histórico. La Fortaleza es la residencia del Gobernador de Puerto Rico y sede de sus oficinas;  por seguridad no  permiten acercarse. Tan solo se puede  fotografiar  desde una calle próxima, en la que destacan las casas de tonos azules.  La Fortaleza es la primera construcción  que levantaron los españoles dentro de la bahía de San Juan, hacia 1533. Se la distingue por sus dos torres circulares y por su color azul celeste. La mejor vista se obtiene desde el mar,  observando la línea de costa para quien tenga el privilegio de navegarla.  


Asomándonos a la bahía desde los Jardines y Capilla del Cristo vemos, a sus  pies, el puerto de cruceros, con varios muelles, y la zona de ferries. Es fácil encontrar, cualquier día,  dos  o más buques de  crucero, enormes, pues San Juan es etapa obligada de los periplos caribeños durante casi todo el año. 


Barco de cruceros entrando en la bocana de San Juan. Foto Julia GP


Siguiendo por  la calle del Cristo se llega  a la Catedral, situada frente a una placita recoleta, y formando un cierto conjunto arquitectónico con el antiguo Convento de Carmelitas, fechado en 1651.

La Catedral y El Convento


La catedral de San Juan Bautista es de traza sencilla. Fue la segunda del Nuevo Mundo, detrás de la de Santo Domingo . Levantada originalmente en 1521, se reconstruyó en 1529, tras resultar destruida por una tormenta,  y se amplió en diferentes estilos a lo largo de   los tres siglos posteriores. Este templo mayor es la sede de la Archidiócesis de Puerto Rico. Aquí reposan también  los restos de Juan Ponce de León. 

Hotel "El Convento". Foto Julia GP

El Convento cercano, antiguo Monasterio carmelitano de San José,  es desde 1990 la joya de las hospederías sanjuaneras, reconvertido en un pequeño hotel de lujo, con un patio ajardinado de cuatro alturas. Tuvimos ocasión de degustar un excelente almuerzo, en uno de sus comedores, magníficamente decorado en estilo de época colonial. Casualmente  encontramos allí al torero español “El Cordobés”, que saludo al grupo con gran simpatía. En la Plaza exterior una fuente y el Museo del Niño.

Fachada en el Viejo San Juan. Foto Julia GP

El Viejo San Juan es un conjunto de calles adoquinadas y bellas mansiones pintadas en todos los tonos y colores, adornadas con galerías, miradores y balcones, la mayoría  de ellas de los siglos  XVI y XVII , con placitas, iglesias y museos intercalados, que representan la arquitectura más valorada del Caribe. Restaurantes, museos, casas con balcones y tiendas de firma completan esta joya colonial por la que no parece haber pasado el tiempo. Personalmente me recordó bastante a Cartagena de Indias, en Colombia, otra maravilla colonial en el Nuevo Mundo. Ambas son Patrimonio de la Humanidad desde el año 1983. 

Casas coloniales del Viejo San Juan. Foto Julia GP


Es muy recomendable un tranquilo paseo por las calles del Viejo San Juan. Callejear, detenerse ante las fachadas, entrar en los comercios y comer en algún restaurante.... Por ejemplo en el famoso Barrachina, donde en 1963 se "inventó “ la piña colada, el refrescante coctel nacional. Es un establecimiento encantador, distribuido en torno a un patio del siglo XVII,    donde además se puede presenciar un espectáculo flamenco los fines de semana. Su especialidad gastronómica son la langosta y los camarones. En esta misma calle Fortaleza, encontraremos excelentes comercios, joyerías y  tiendas de antigüedades, y  poco a poco,  descenderemos de nuevo hacia la Plaza de Colón.

El San Juan  de los siglos XIX y XX


Desde la Plaza de Colón  iniciamos nuestra visita del  San Juan que se desarrolló sobre todo durante el siglo XIX y principios del XX. Es la Avenida Ponce de León y la zona de Puerta de Tierra. Allí se encuentra la Casa de España, institución fundada en 1914 a partir del Casino Español nacido en 1871. Es un  precioso edificio de estilo neomorisco, inaugurado en 1936, para reunir a los inmigrantes españoles con los puertorriqueños. 


Casa de España. Foto Julia GP


A corta distancia podemos realizar una interesante visita el Capitolio de Puerto Rico. Es una réplica, en pequeño formato,  del Congreso de los Estados Unidos. Frente a él, encontramos las estatuas de los Padres de la Patria, sobre todo de los abolicionistas, así como de los presidentes más queridos de los Estados Unidos.  

El Capitolio de Puerto Rico. Foto Wikipedia
  



Visitando Casa Bacardí. 

 

Si se tiene tiempo en San Juan, aconsejamos visitar la Destilería de Ron Bacardí ubicada en Cataño, al otro lado de la bahía.  Se llega en una excursión organizada,  o bien tomando un ferry desde el muelle 2 del puerto hasta Cataño Pueblo y desde allí en un taxi. 

Casa Bacardí es la mayor destilería de ron del mundo y se puede visitar desde 1962. Bacardí comenzó en Cuba en 1862,  pero la marca fue registrada en Puerto Rico en 1909. Fue un español emigrado a Cuba, Facundo Bacardí y Massó, catalán por más señas, quien aprendió a filtrar el ron e industrializarlo.  Todo puede verse en la sala de exposición interactiva, donde se observa y se huele al mismo tiempo. 


Del ron salieron tres bebidas famosas : el “ Cuba Libre” siempre y solo con Coca Cola; el “ Daiquiri” con zumo de limón, ron blanco, azúcar y hielo. Por último el “ Mojito”, siempre y solo con hielo, azúcar y  hojas de hierbabuena.  Tras una pequeña cata de ron, la tienda de regalos, al final de la visita, atrapa a cualquier visitante. Sobre todo el ron añejo “ reserva limitada “ de 12 años que parece decirnos ¡ llévame contigo¡.

El Hotel Meliá Golf y Resort de Coco Beach


Diversos puentes de autopista unen la isla del Viejo San Juan con la parte moderna de la capital. Tomamos la P.R. – 3  hacia nuestro hotel. Cruzamos zonas de altos edificios blancos, hoteles, apartamentos, el gran Centro de Convenciones y el centro comercial Plaza de América. Pasamos por Condado, Miramar, Santurce, Isla Verde y Río Grande, hasta llegar a Coco Beach.

Allí, en una exuberante península, a 30 Km de San Juan, se levanta el complejo del Gran Meliá Golf y Resort, sofisticada obra arquitectónica situada entre la playa y el campo de golf de Donald Trump

Gran Hotel Meliá. Patio interior. Foto Julia GP

Nos asignan una  suite junior,  un exclusivo alojamiento de 48 ms. cuadrados , con salita y terraza.  Todas las habitaciones se ubican en diferentes edificios de dos alturas repartidos entre jardines tropicales, estanques y senderos. Lo habitual  es desplazarse en minibuses eléctricos, atendidos por amables conductores,  entre las habitaciones y el resto del hotel. 

Gran Hotel Meliá. Jardines y bungalows. Foto Julia GP
  

Era tan agradable la estancia que apenas nos movimos del hotel. Teníamos intención de visitar  el Parque Nacional del Yunque pero no puedo ser  por cuestión de horarios.  Tocaba ya el regreso.

La salida de la isla y el paso por Miami fue normal. El  vuelo hasta  Madrid fue muy confortable a bordo del más moderno de los aviones de la flota de Iberia el Airbus 330 Juan Carlos I.

 Atrás quedaba un destino que nos encantó, que recomendamos  y al que esperamos volver más adelante, sobre todo, cuando Air Europa anuncie su nuevo vuelo directo desde España, sin pasar por Miami.


En resumen


Como toda isla del Caribe, Puerto Rico tiene un atractivo clima y buenas playas, ello unido a un paisaje verde y unos elementos históricos, que prácticamente todos los congresistas esperábamos encontrar.

Los viajeros en busca de cultura quedarán maravillados por el legado y la historia de Puerto Rico, desde la magia del Viejo San Juan hasta el arte popular y las fiestas de las poblaciones más alejadas. Se disfruta de la vida a un ritmo diferente, haciendo senderismo por la selva tropical, buceando o bañándose en las lagunas bioluminiscentes.

La industria del turismo juega un papel fundamental en la economía de Puerto Rico, ya que es uno de los sectores de mayor crecimiento. Cuenta con importantes complejos turísticos, cadenas hoteleras reconocidas mundialmente y hermosos paradores alrededor de la Isla. Es posible dar la vuelta completa a la isla en coche, en un solo día, pero es mejor tomarse su tiempo. Encontrarás cafetales, ciudades coloniales, playas, bares y restaurantes esperando a que los descubras.
  
Por su geografía y su historia, Puerto Rico es un país de reencuentros y de entrada a las Américas. Por su privilegiada localización en el Caribe, es accesible al turista tanto por aire como por mar, desde cualquier punto de Europa, Estados Unidos, el Caribe y América Latina.  

Coral Beach en Isla Verde. Moderno San Juan. Foto Wikipedia


El turista puede lograr una perfecta combinación entre diversión, reposo y reuniones de negocios. Puerto Rico ha desarrollado una infraestructura que incluye diez  aeropuertos y una magnífica red de  carreteras, que contribuyen a acortar las distancias entre los pueblos.

Pero al margen de estas premisas previas, hubo otros elementos, podrían llamarse inmateriales, que a mí personalmente me llegaron al alma.

El máximo cuidado y cariño que tienen por sus antigüedades. Con  qué amor y cariño las conservan y las enseñan. Y las museízan. 
Su veneración por los Próceres. En cada lugar hay siempre una gran lista de sus personalidades.
La presencia de España. No recuerdo haber oído tantas referencias a la “ Madre Patria” como en Puerto Rico.           
La pulcritud y orden de los municipios, donde todo estaba impecable.      
Los “honorables “ Alcaldes, que siempre reciben, cuentan y agasajan al visitante.       
La gran importancia que dan a las Banderas, los Escudos y los Himnos. Cada lugar tiene el suyo y lo exhiben con gran orgullo.
La defensa y mantenimiento de la lengua española, patrimonio del que se sienten muy orgullosos.  Por este motivo, en 1991 se le otorgó a Puerto Rico el  Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Agradecemos a todos, autoridades y puertorriqueños en general, la afabilidad  que nos han mostrado, el carácter cordial y su enorme amor por la Isla Bonita. ¡ Prometemos volver ! 




jueves, 20 de marzo de 2014

San Juan de Puerto Rico, fortaleza colonial



Comenzaba nuestra última etapa en Puerto Rico y nos quedaba nada más y nada menos que su capital, San Juan.  Al margen de la belleza urbanística de la ciudad  y el hermoso lugar donde está situada,  lo que más impone  de ella son sus sistemas defensivos.

Aunque parezca exagerado afirmarlo, no tuvo parangón en el mundo  la  ingente cantidad de fuertes y fortalezas construidos por la Corona española  en América, algo que  hoy en día pasa casi desapercibido, como todo lo que se refiere al tema colonial.  Varias de estas obras de fortificación se cuentan en  la selecta lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y en un país como Estados Unidos las aprecian por la entidad que confieren a su propia historia. En algunos  lugares, como Valdivia en Chile o Puerto Rico, estos sistemas defensivos proporcionan ingentes ingresos procedentes del turismo.

LAS FORTIFICACIONES DE SAN JUAN



En esta zona del Océano Atlántico, los vientos alisios y las corriente marinas  impulsaban a los barcos hacia Europa. En ese camino se encontraban con Puerto Rico, que era la primera Antilla mayor en proveer de agua, de albergue y de suministros,  a las naves que navegaban en la ruta de las Américas  desde Europa y desde la costa occidental de África. Además esta isla contaba con una bahía profunda que proporcionaba un puerto natural excelente y fácil de defender. 

No es extraño por tanto, que se emprendiera la construcción de un complejo y masivo sistema de fortificaciones, que aún perduran a través del tiempo  y siguen asombrando a los visitantes. Este sistema formado por el Castillo de San Cristóbal en el este, y el Castillo de San Felipe – más conocido como el Morro -  en el oeste,  impedían las entradas no deseadas,  al puerto interior donde, – según los ingleses, holandeses y franceses – España guardaba riquezas incalculables de oro, plata, piedras preciosas y especias llegadas de los demás colonias de Centro y Suramérica. Cabe recordar que Puerto Rico fue posesión española desde 1508 a 1898. 

La recuperación de San Juan de Puerto Rico. Eugenio Cajés 1634. Museo del Prado. Madrid

Este sistema de fortificaciones  marcó el cenit de la ingeniería militar durante los siglos XVI y XVII, cuando la guerra y el comercio se hacían en barcos de vela. Comprendemos mejor la importancia de este bastión inexpugnable, al recorrer el espectacular Paseo del Morro, junto al mar y al exterior del castillo del mismo nombre.  Desde allí se visualiza, al otro lado de la bahía, el Fortín de San Juan de la Cruz, en el Cañuelo, a una media milla de distancia y visible desde el Morro. Parece una isla inofensiva pero desde allí, se lanzaba el fuego cruzado contra las embarcaciones que osaban virar hacia el sur delante del Morro. Bien lo supo a su costa, en 1595, el británico Francis Drake, que fue derrotado en la bahía de San Juan por los cañones del Morro


La isla fue descubierta el 19 de Noviembre de 1493 durante el segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo. En este periplo, Colon llegó a América con una flota de 17 barcos, 12 de ellos carabelas, y una dotación  de 1.500 hombres. Fue el Almirante quien dio a la isla el nombre de San Juan Bautista. De allí marchó a La Española o Santo Domingo, isla que ya conocía desde su primer viaje, y no pensó en  Puerto Rico hasta que encomendó la tarea de su conquista a Ponce de León. 

El cacique taino Agüeybaná saludando a Ponce de León. Obra de Agustín Anavitate

Ponce  desembarcó con una tropa de 50 soldados y encontró un puerto excelente, donde fundó la villa de Cáparra,  a la que posteriormente  bautizó como Puerto Rico. Con los años los nombres se intercambiaron; Puerto Rico  pasó a denominar la gran isla y San Juan solo a la capital. Así también Borikén, nombre indígena de la isla, se transformó en Borinquen o Borinquén, denominación usual aún hoy en día, si bien con connotaciones emocionales.  Para conocer mejor  las luchas de aquella conquista  con Taínos, Caribes y demás tribus, así como  la construcción posterior de los fuertes, y la vida y   defensa en los mismos, recomendamos la  publicación del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos “ Los Fuertes del Viejo San Juan “. Por cierto es uno de los pocos “libros turísticos “publicado en español por esa entidad. 



Los Fuertes de San Cristóbal y de San Felipe del Morro


El Viejo San Juan fue construido como un emplazamiento estratégico de las fuerzas militares españolas. Interesa conocerlo en profundidad, ya que sus fortalezas y murallas están entre las mejor preservadas en el Nuevo Mundo.

Vista aérea del Fuerte de San Cristobal. Foto Wikipedia

El  Fuerte de San Cristóbal queda muy cerca de la Plaza de Colón, donde paran todos los autobuses turísticos y los taxis que van hacia el Viejo San Juan. Desde allí, subiendo una pequeña rampa entre los altos muros fortificados, se accede al Centro de Visitantes. A lo largo de la visita, un guía va mostrando las diferentes partes de la fortaleza, muy bien conservadas: pozos, troneras, casamatas, fosos, garitas y bastiones. La salida se efectúa por la calle Norzagaray;  desde allí recomendamos un agradable paseo, siguiendo la línea de muralla,  hasta el Castillo del Morro. 

Recreación de los dormitorios de tropa en el Fuerte de San Cristóbal. Foto Julia GP


El recorrido a pie se puede hacer siguiendo la línea de muralla, mientras se contempla la batida costa atlántica, que baña los muros del hermoso Cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, de finales de la época colonial española, donde están enterrados varios puertorriqueños sobresalientes. Cerca de  aquí, se levanta el edificio imponente del antiguo  Cuartel del Ballajá,  construido en 1854, como vivienda de las tropas españolas y sus familias, y donde cabían  unas 1.000 personas. Entre 1898 y 1939 lo habitaron los Marines de EE.UU.  Inmenso edificio con un hermoso  patio interior, hoy es la sede de organismos culturales y educativos. Entre ellos el Museo de las Américas,  la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española  y la Oficina Estatal de Conservación Histórica.  

Monumento a Juan Ponce de León. Foto Julia GP
Patio cemtral del Cuartel de Ballajá. Foto Julia GP


No muy lejos, en una recoleta placita se levanta airosa la estatua de Juan Ponce de León, primer Gobernador de la isla y luego Descubridor de La Florida.  Ponce, como siempre se le llama, parece observar la vida de la ciudad desde su pedestal.  

Fuerte de San Felipe del Morro. Foto puertorico.com.pr



Por delante del Cuartel de Ballajá, se extiende una inmensa pradera verde que enmarca el Fuerte de San Felipe del  Morro. Se puede acceder a él recorriendo el sendero de unos 500 ms o bien  tomar un “trolley” blanco que  nos acerca cómodamente  hasta la puerta principal del castillo.  


Vista exterior de La Fortaleza. Foto Wikipedia
La visita  no es corta pues el fortín  cuenta con 6 niveles, terrazas, garitas, patios y hasta un faro. Las panorámicas desde allí son excelentes y más aun si se nuestra visita coincide, como fue el caso,  con el arribo a  puerto de algún gran barco de cruceros. La visita del Faro es imprescindible. Si se desea hay una salida por el nivel inferior para disfrutar de una senda peatonal ó Paseo del Morro que, a pie de muralla nos va a llevar hasta la Puerta de San Juan, muy cerca ya de La Fortaleza, residencia actual del Gobernador.Desde este punto iniciaremos nuestra visita del Viejo San Juan.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Puerto Rico: Paseando por el Sudoeste.

De Sabana Grande a La Parguera




Los dos primeros lugares  que visitamos al día siguiente tienen una cosa en común: son Centros de Peregrinación.  Y nos preguntamos si se podría hablar de Turismo religioso en Puerto Rico. La respuesta es afirmativa.


SABANA GRANDE

Por la carretera PR- 2 llegamos a la localidad de Sabana Grande cuyo nombre deriva de la llanura de escasa vegetación donde está situada,  según palabra taína.   Fundada en 1813, es conocida como “el pueblo de los prodigios” por los numerosos sucesos de carácter misterioso que allí se han sucedido.

En la misma plaza tuvimos ocasión de asistir a una representación en nuestro honor,  de las típicas danzas de la zona, "Bomba y Plena", inspiradas en los bailes de los esclavos negros.  Bellos vestidos de colores entre los danzantes y una máscara de demonio espectacular.  

Con el "Demonio", en la danza "Bomba y Plena" de Sabana Grande. Foto Julia GP

Acompañados del párroco, que por cierto había estudiado en Toledo, visitamos   la iglesia titular,  dedicada a San Isidro y su esposa Santa María de la Cabeza, cuyas imágenes presiden el altar mayor. El templo se remonta a  1864, ofrece una equilibrada  fachada neoclásica y  una pequeña  torre campanario.

La ciudad está muy reconstruida, después del pavoroso incendio que en 1892 la asoló casi al completo. Entre los Ilustres sabaneños destaca Félix Rigau Carrera, que fue el primer puertorriqueño que voló en avión a motor, transportando correo y viajeros entre distintos puntos de la isla. Por ello se le conoce como  El Águila de Sabana Grande.      

A la plaza pública se asoman casas coloniales  de un solo piso y balcones que le dan prestancia. En un rincón, una estatua  representa  a una anciana que teje un Petate. La señora Monserrate Montalvo , que aún vive y  tiene 103 años, es una vecina de la ciudad y el Petate es un gran tradición artesanal en Sabana Grande. El petate es en realidad, una palma que crece en el área del cercano bosque Susúa y con sus ramas se confeccionan alfombras y carteras, entre otros productos; a los de Sabana Grande se les conoce con el simpático apelativo de  los petateros. El Festival del Petate se celebra desde el año 1979 y es uno de los cuatro primeros festivales emblemáticos en Puerto Rico.

Monumento al Petate y a doña  Monserrate Montalvo. Foto Julia GP

En otra esquina de la plaza se puede visitar el Museo Local, que alberga una excelente colección de fotografías y objetos sobre la historia de Sabana Grande. Y no muy lejos se sitúa la Logia Masónica, que se fundara en  1898. Fue la primera de la isla, y además mantiene un Cementerio masón, el único en el país,  que se abrió en 1890,  para enterrar a José Maria Cos,  a quien las autoridades eclesiásticas prohibieron  sepultar en camposanto católico.

 
El Santuario de la Virgen del Pozo

La mayor notoriedad de Sabana Grande  proviene de las supuestas apariciones, que tuvieron lugar en 1953 en el Barrio Rincón de esta ciudad.  Del 23 de abril al 25 de mayo de aquel año, la Virgen se apareció a diario, sobre un pozo, a tres humildes niños de este barrio sabaneño. Eran Juan Collado y sus hermanas Isidra y Ramonita,  los tres entre los 7 y 9 años de edad.  Les dijo “ No tengáis miedo, soy la Virgen del Rosario”  y bendijo el agua del pozo diciendo” Todo  el que tome de esta agua con fe, podrá sanarse”.   

Pozo de las Apariciones de la Virgen. Foto Julia GP

En apenas dos meses,  la Virgen se apareció un total de 33 veces, vestida siempre con túnica blanca ceñida con cinturón  y un manto de color azul cielo. Ciertamente estos detalles recuerdan muchísimo a las apariciones de Lourdes o Fátima.  Desde entonces el agua de este pozo tiene fama de ser  curativa, y son miles los testimonios de milagros, curaciones y gracias  ocurridos en este privilegiado lugar. Se visita la Capilla,  la Fuente de  agua bendita y la Escuela anexa, donde estudiaban los niños testigos.

Cada año se celebra el aniversario de las apariciones de la Virgen del Pozo en este lugar, y aquí se reúnen miles de devotos. Este santuario, junto con el de Montserrate de Hormigueros, son los dos grandes lugares de peregrinación religiosa de Puerto Rico. 


HORMIGUEROS 

A tan  solo 20 Km de Sabana Grande, se halla la villa de Hormigueros, que nació al calor de unas apariciones de la Virgen de Monserrate, hacia el año 1600. Con la llegada de peregrinos comenzó el asentamiento  de gentes, y como tal nació el pueblo que tiene por tanto una antigüedad de cuatro siglos, aunque como municipio, no se constituyó hasta 1874. Hoy, con 17.000 habitantes, es una población acogedora que se siente orgullosa de su basílica que es, desde 1720, el Santuario Nacional de la isla de Puerto Rico.

Mansión colonial de la Familia Márquez en Hormigueros. Foto Julia GP

La entrada del pueblo nos recibe  con la casa familiar Márquez, bella mansión colonial, de blanca fachada y con un largo balcón corredor. Su propietaria actual nos la enseña con mucho cariño. Frente a esta casa, nace la calle que lleva a la joya del lugar, el Santuario de  Nª. Sª. de Monserrate.

El templo se levanta airoso sobre una colina,  a cuya cima se accede por medio de una empinada escalinata . Este santuario es una Basílica menor que depende directamente de la Santa Sede, y que dio origen al pueblo y a su propio nombre. 

Subida a la Basílica de Monserrate en Hormigueros. Foto Julia GP

Reza la leyenda que, siendo tal el gran número de peregrinos que desde todos los rincones de la isla  acudían a Monserrate, pareciera desde lo alto de la colina,  un “hormiguero”  humano de gentes  que incesantemente subían y bajaban el cerro donde se levantaba, en tiempos, una pequeña ermita de adobe. Posteriormente  ésta se convirtió en iglesia, santuario mariano y más tarde en basílica,  y el lugar innominado,  en Hormigueros.

Dos fueron los milagros que allí acontecieron y aunque ya muy lejanos en el tiempo, el fervor de los puertorriqueños  no ha decaído y sigue siendo un lugar de devoción nacional. La Virgen de Monserrate es una talla de madera del siglo XVIII, por eso es que va vestida con telas de tradición española, y preside un  altar al que se han incorporado los exvotos dejados por los peregrinos. Casi todos ellos representan la parte del cuerpo que pedían sanar; bastantes en cera, algunos en oro y la mayoría en plata, que se fundieron para formar al altar.

En la pila bautismal de esta Basílica de  Monserrate fue bautizado en 1842 – cuando ya tenía 13 años -  Segundo Ruiz Belvis, el prócer orgullo de Hormigueros  que, en aquel mismo lugar, concedió décadas más tarde, la libertad a sus esclavos,  comenzando así el proceso irreversible de la Abolición Esclavista en Puerto Rico. 

Disfrutando de la música puertorriqueña en Hormigueros. Foto Julia GP

Nos despedimos de Hormigueros con una merienda - cena, animada con un espléndido concierto de música puertorriqueña, ofrecida por el municipio en el Polideportivo Bobby Cruz. Desde allí iniciamos nuestra última etapa del día.




CABO ROJO y PUERTO BOQUERON


A tan solo 10 Km de Hormigueros,  llegamos a Cabo Rojo,  cuando ya atardecía sobre el Caribe.  Fuimos amablemente recibidos por su Alcalde, el Honorable Roberto ( Bobby) J. Ramírez Kurtz, y  el delegado de turismo municipal. En el Parador Boquemar,  nos dieron magnifica información de la ciudad. Cabo Rojo fue en el pasado un “ lugar favorito de Piratas “ y hoy es famoso por sus Playas y Gastronomía. 

Playa Boquerón en Cabo Rojo. Foto bodegonconteclado.com

Cuenta Cabo Rojo con  50.000 habitantes, y ofrece al turismo una docena de playas  de arena fina y  blanca, rodeadas  de cocoteros  y asomadas al tranquilo Mar Caribe, como Playa Buque, Playa Combate, Playa  Sucia y sobre todo Playa Boquerón.  

Faro de Morrillos en Cabo Rojo. Foto bodegonconteclado.com

Muy cerca se encuentra el Faro de Morrillos, construido por los españoles en 1882 y que aún se mantiene en servicio.  Se levanta sobre un promontorio de tonos rojizos, de ahí le viene el nombre  - Cabo Rojo – a la zona costera. Las Salinas y Laguna Joyuda completan un litoral muy especial que recibe miles de turistas cada año. 

Museo de los Próceres en Cabo Rojo. Foto Julia GP

Tuvimos también ocasión de conocer el Museo de los Próceres,  muy interesante,  acompañados por su Directora. Se exhiben aquí desde curiosas piezas de arte precolombino local,  hasta dibujos y esculturas en recuerdo de  Ramón Betances (1827 – 1898) , padre de la Patria y abolicionista ( en cuya casa natal se ubicó  en 1906 la Logia Masónica de la ciudad );  hay también  referencias al Pirata ó Corsario Roberto Cofresí (1791- 1825) y exhibiciones de pintura y escultura actual, obra de artistas locales. Una joya de museo.

Al salir de la exposición, ya casi de noche, diluviaba sobre Cabo Rojo, lo que nos impidió   pasear por el centro histórico.     


HISTORIA, COSTA Y BAHIA


Nuestro último día en el oeste puertorriqueño se dedicó  a dos lugares bien distintos y a cual más interesante : cultura y naturaleza a tope.

SAN GERMAN 

San Germán es una preciosa ciudad histórica, ubicada  en los aledaños de Sabana Grande, Hormigueros y Cabo Rojo, justamente en el centro geográfico de estas tres  localidades. A 25 Km al S. de Mayagüez, por la PR-2. Arte, cultura y tradición.

Debido a las cuestas y la estrechez de algunas calles, el grupo hizo la visita en un clásico autobús escolar de color amarillo, típicamente norteamericano. La zona histórica de  San Germán  tiene documentados 30 lugares de interés, entre casonas, ermitas, puentes, museos, iglesias, edificios oficiales, etc. Es impresionante la concentración de elementos arquitectónicos de interés, de diversos estilos y épocas, que existe aquí. Daría para verla durante un día entero. Como solo teníamos una mañana el recorrido fue selectivo. 

Casa Museo Aurelio Tió en San Germán. Foto Julia GP

Comenzamos por la Casa-museo Aurelio Tió,  donde se ubica el Rectorado de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto ( Campus ) de San Germán. Antigua casa solariega de la familia Tió, aun conserva – en la planta alta – el Museo de la Familia Tió con buenos muebles y decorados de valor.  En la planta baja está la Biblioteca  que sirve como Centro de Investigación Internacional para alumnos e intelectuales.  Se completa con una interesante Galería de Fotografías de época,  y la gran Colección de Documentos Históricos. 

Capilla Museo de Porta Coeli en San Germán. Foto Julia GP

El siguiente punto de visita era la Capilla de Porta Coeli, construida en 1606 como Convento de Padres Dominicos. Aquí establecieron el primer centro de enseñanza al oeste de la isla, bajo el nombre de Santo Domingo de Porta Coeli. Es posiblemente el mayor tesoro de la ciudad, por ser  uno de los primeros ejemplares de iglesia en estilo gótico tardío en Latinoamérica. Porta Coeli constituye un patrimonio muy importante que atrae miles de turistas locales e internacionales. El templo se ubica además en pleno centro histórico de San Germán, declarado como «Distrito Histórico» por el Registro Nacional de Lugares Históricos.  Por su valor y ubicación  ha sido convertido, desde 1960,  en Museo de Arte Religioso, siendo un centro educativo de Imaginería Policromada de los siglos XVI al XIX. El interior conserva las vigas de madera originales y un retablo sin policromar.  

Casa Museo de Alfredo Ramírez de Arellano en San Germán. Foto Julia GP

Aun visitaríamos otro Museo de Serigrafías y Arte religioso en la Casa y Estudio de Alfredo Ramírez de Arellano . Elegante mansión  de 1903, con patio interior y dos plantas. 

Mansión colonial en San Germán. Foto Julia GP

El almuerzo, ofrecido por la Municipalidad,  tuvo lugar en una bonita Cantina,  en pleno Paseo de Santo Domingo, en el Distrito Histórico. El honorable alcalde Isidro Negrón Irizarry,  que por cierto celebraba ese día su cumpleaños, presentó a los postres, el ambicioso proyecto de Parque Acuático de San Germán .

Continuamos camino hacia el sur. Aun nos faltaba de  ver una naturaleza de primera categoría: los Manglares 

LAS LAJAS Y LA PARGUERA  

A las 14 horas llegamos al municipio de Las Lajas , “ciudad cardenalicia”, nombrada así  en honor de D. Luis Aponte Martinez, quien fue Arzobispo de San Juan y  único puertorriqueño en recibir el  honor del capelo cardenalicio en 1973.  La ciudad fue fundada en 1824 como barrio de San Germán, y más tarde desanexionada,  cuando se levanta la iglesia y el cementerio. 

Hotel a orillas del manglar en La Parguera. Foto Julia GP

Para nosotros el interés de este municipio estaba en las orillas del Mar Caribe. En La Parguera, la Oficina de Turismo se volcó con el grupo. Unas guapas azafatas guía, vestidas de rojo, nos acompañaron a la excursión marítima que nos esperaba y que iniciamos desde el pequeño puerto de La Parquera. Es este un sitio muy concurrido por cientos de turistas los fines de semana. En un amplio Paseo Peatonal diversos kioscos venden desde artesanía a comida. Y justo detrás se embarca en un “ Glass Bottom Boat “; un catamarán con fondo de cristal para disfrutar de un precioso paseo marino  hasta  una isla próxima. 

Manglares en La Parguera. Foto velerotango.com.ar

Los canales de La Parguera están entre Manglares, de vez en cuando salpicados por casas de madera decoradas en vivos colores, cuyo porche se asoma al mar. Es un lugar delicioso que permite disfrutar de esta vegetación  tropical que a mí me gusta especialmente. El Manglar es un ecosistema de bosque pantanoso que hunden sus raíces en agua del mar. Con la bajamar muestran las raíces aéreas y los crustáceos que habitan en su suelo.  ( Ver : www.ponce.inter.edu/acad/cursos/ciencia/pages/manglares.htm ).

Con el grupo de Guías de La Parguera. Foto Julia GP

Dejando atrás los canales, nos acercamos hasta los pequeños islotes de  Isla Caracoles y Matalagata,  donde animan a los pasajeros a desembarcar. Realmente no hay mucho que ver en ese islote, pero las vistas paisajísticas y de los manglares son espléndidas. Regresamos a cenar en un restaurante del puerto, animados con música salsera.

La Bahía Bioluminiscente

Aquella noche disfrutamos del más hermoso espectáculo natural que ofrece esta zona de la isla. La Bahía Biolumniscente

Son las 10 de la noche y no hay luna pero…. hay un maravilloso cielo poblado de estrellas. El barco se desliza,  navegando entre islas y manglares,  hasta el centro mismo de  la Bahía Bioluminiscente.  Cabe disfrutar de las constelaciones que pueblan la bóveda celeste. El barco para su motores, se hace el silencio total, estamos situados en medio de la bahía.....  De pronto, dos muchachos    se lanzan en zambullida desde lo alto del barco. Al remover las aguas, surge de improviso,  un bellísimo resplandor en torno  a los nadadores, que dura lo que dura el movimiento de sus  extremidades.  Ver la luminiscencia fosforescente del agua de la laguna, en una noche sin luna  en medio del silencio solamente roto por las zambullidas,  es una experiencia impresionante e inolvidable. 

Los nadadores de la Laguna esperando la propina. Foto Julia GP

El fenómeno de la luminiscencia se produce de forma irregular en las cálidas aguas tropicales de todo el mundo. Se origina en microorganismos dinoflagelados que resplandencen cuando se agita el agua. Puerto Rico, por suerte, es uno de los pocos lugares que tiene tres bahías bioluminiscentes  bien conservadas. Las dos más importantes se encuentran en Fajardo y Vieques,  lugares ambos en la costa este de la isla.  La Parguera tiene una  menor concentración de microorganismos,    pero aún así  este lugar   sigue siendo uno de los que  más turismo atrae en la costa del sur-oeste de Puerto Rico. 

Aqui terminó nuestra visita a esta parte occidental de la isla de Puerto Rico, conocida como Porta del Sol. Al día siguiente celebrábamos nuestro Congreso en Mayagüez y después... al viejo San Juan. Os esperamos allí.