Las esmeraldas colombianas
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| Esmeralda pulimentada. Foto www.taringa.net |
Las esmeraldas de Colombia son famosas por su color y brillo, pero
también por su pureza y tamaño. El país controla más del 80 % de la producción mundial y constituye una de sus mayores riquezas. En su gran mayoría estas piedras preciosas son
objeto de exportación.
Los mayores yacimientos de esmeraldas están situados en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca, ambos en el entorno de Bogotá; por eso resulta fácil encontrar estas piedras preciosas y únicas en joyerías especializadas de la capital. Es una de las compras recomendadas; las gemas se venden bien en bruto o bien, más comúnmente, trabajadas como joyas.
El comprador hará bien en tener en cuenta algunas sencillas recomendaciones con el fin de comprar esmeraldas con toda la garantía, de calidad y a un precio adecuado. Lo primero es que deben adquirirse siempre en joyerías o establecimientos de comercio debidamente autorizados, que proporcionen un Certificado de Autenticidad. Cualquier vendedor informal, con precios sorprendentemente "atractivos", le endosará una copia falsa o una piedra vulgar enmascarada de esmeralda. Es también conveniente evitar los intermediarios, sean guías, taxistas, etc., que incidirán en un aumento del precio, pues perciben del establecimiento una jugosa comisión de al menos un 15%, que al final la paga el comprador. Por lo demás hay piedras para todos los gustos y sobre todo para todos los bolsillos.
Precisamente en una tienda especializada, que vende directamente gemas de una mina de Chivor en Boyacá, nos mostraron la maqueta de un yacimiento de esmeraldas. La extracción se hace de dos maneras, según la estructura de las vetas. La primera es la explotación subterránea clásica, horadando los túneles a determinada profundidad . Es más peligroso por el uso de la dinamita para abrir las galerías, porque los pasillos son muy estrechos, pero los túneles proporcionan las venas esmeraldíficas y las piedras están incrustadas en la pared. Si aparece albita, pirita y cuarzo blanco, es indicio de que están también las esmeraldas.
Otro sistema de explotación y extracción de las gemas es a cielo abierto, utilizando máquinas excavadoras que remueven la tierra, y a la zaga van los mineros recogiendo las piedras que aparezcan. Esta sistema está cada vez más limitado por las autoridades, debido al fuerte impacto ambiental.
Están también los guaqueros o "cazadores de piedras", que buscan en los ríos o en las arenas de las minas, donde se lavan las tierras, esmeraldas extraviadas en el proceso de producción.
Ya hemos dicho que en Colombia se producen el 80 % de las esmeraldas del mundo. El segundo productor es Brasil con el 15 % . El resto se halla en unos pocos países como Afganistán, India, Zimbabue y Zambia. La esmeralda colombiana está considerada como la mejor del mundo por su gran calidad, pureza, y su color profundo y variado; existen hasta 4.000 tonalidades de verdes diferentes.
Desde la mina las esmeraldas son transportadas a los centros de lavado, selección, tallado y pulido. Con un disco de bronce se tallan y con otro disco de estaño se pulen hasta quedar bien brillantes. Todo el proceso se hace con agua para que la piedra, que se calienta con el rozamiento, esté siempre enfriada. La ganga sobrante, la ” morralla” , se usa para bisutería. En cuanto al precio de venta, hay esmeraldas desde 300 hasta 50.000 dólares.
Si desde el casco urbano miramos a las alturas del lado este de Bogotá, dos puntos atraen nuestra atención. Se distinguen claramente los dos cerros más altos que protegen y limitan el perímetro urbano: el Cerro de Guadalupe y el Cerro de Monserrate
El Cerro de Monserrateestá situado a 3.152 metros de altitud, y se erige en custodio de la ciudad. Está considerado como un lugar mágico y sagrado, y ha sido meta de peregrinación desde la época colonial.
En el siglo XVII existía ya una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate; más tarde se levantó un monasterio de monjes cartujos y por fin en 1920 se erigió el Santuario al Señor Caído. Se puede llegar a pie, en teleférico o en funicular. Las vistas desde allí arriba son espectaculares. Y existen dos restaurantes recomendables.
El Cerro de Guadalupe, contiguo a Monserrate, es un poquito más alto y en su cima se levanta una estatua de la Inmaculada Concepción, de 15 metros de altura, que extiende sus brazos hacia la ciudad. Tiene un mirador desde donde las vistas de la ciudad son fantásticas. Hay una tienda de artículos religiosos y artesanías, y una zona de comida.
Al pie del Cerro de Monserrate, se halla "La Quinta de Bolívar”, Monumento Histórico Nacional desde 1972. Hicimos una agradable visita de esta Casa Museo, con nuestra guía Carmen Trujillo.
La historia de este lugar nace hacia 1670,con la donación que Pedro de Solís hizo a la ermita de Monserrate, de 100 varas castellanas de un terreno ubicado al pie del cerro. En el año 1800, el capellán de Monserrate vendió este predio al contador de la Renta de Tabaco de Santa Fe ( de Bogotá ). El nuevo dueño hizo construir allí una quinta campestre, con la que agasajar al Virrey Antonio Amar con ocasión del cumpleaños de la Virreina.
Después de la Independencia, la quinta fue comprada por el nuevo gobierno y ofrecida como obsequio al libertador Simón Bolívar, como primer Presidente de la Gran Colombia. En 1821 era, por tanto, una Quinta ó casa de recreo, donde el caudillo solía retirarse a descansar, pues su residencia habitual era el Palacio Presidencial. Pero solamente la llegó a disfrutar unos escasos 10 años. Aquí se refugió en enero de 1830, poco antes de su muerte cuando la tuberculosis, la fiebre y la desilusión comenzaban a quebrar su resistencia. Falleció en diciembre de ese mismo año, en la ciudad de Santa Marta, a los 47 años.
Rodea a la casa un bonito Jardín en cuyo lado izquierdo hay un lugar de encuentro simbólico. Es una fuente rodeada por las banderas de todos los países liberados por Simón Bolívar, y adornada con la flora propia de esta zona, así como huerto un plantas aromáticas y medicinales.
El interior de la Quinta es el de un bello palacete, amueblado en estilo francés con muy buen gusto. El Comedor por ejemplo se trajo desde París; a Bolívar le gustaba la buena mesa y aquí se hacían muchas cenas. Al lado, el Gran Salón era escenario frecuente de fiestas, bailes y tertulias con las que celebrar las victorias de las campañas militares; también el lugar para recibir y agasajar a los visitantes ilustres e importantes de otras naciones y así tratar de consolidar la naciente República.
Es interesante el Salón de Manuelita, llamado así en honor de Manuela Sanz, ecuatoriana que conoció a Bolívar en Quito, cuando éste ya era viudo y estaba en el culmen de su gloria. Se enamoraron profundamente pero no llegaron a casarse, si bien Manuelita se convirtió en amante del Libertador. Curiosamente era analfabeta, y por él aprendió a leer y escribir. También realizó labores de espía para el prócer.. Su relación no duró muchos años. La casa se completa con dos Alcobas, la cocina,la despensa y las caballerizas.
La quinta quedó sin uso hasta que a mediados del siglo XX se convirtió en museo. Actualmente cuenta con un auditorio para conferencias y eventos. Y es muy activa en actividades culturales.
La Catedral de Sal de Zipaquirá es un recinto sagrado construido en el interior de las antiguas minas de sal, a casi 200 metros de profundidad, según el diseño artístico del arquitecto bogotano Roswell Garavito Pearl. Si se le llama catedral lo es exclusivamente por su grandiosidad; el diseño técnico fue obra de un ingeniero también bogotano: Jorge Enrique Castelblanco Reyes.
Zipaquirá está a 49 Km de Bogotá, en el departamento de Cundinamarca, y a una altitud bastante parecida, si no algo mayor. La primitiva catedral se construyó en 1954 pero fue cerrada en 1990 por motivos de seguridad. El templo actual se inauguró a finales de 1995. El conjunto ofrece un interés cultural, artístico y religioso, y por supuesto también geológico, pues los depósitos salinos datan de hace 200 millones de años y consolidados en Zipaquirá hace “solamente “30 millones de años.
Los arqueólogos remontan la extracción inicial de bloques de sal al siglo V de nuestra era, habiendo constituido siempre este mineral, la base económica de aquella zona. Y se seguía explotando en la época del descubrimiento de América en el siglo XV.
El científico alemán Alexander von Humboldt, que visitó las minas en 1801, escribió la obra "Memoria razonada de las salinas de Zipaquira“, en la que realiza un análisis y puesta en valor de la explotación salinera. A partir de ahí las minas comenzaron a ser muy conocidas. Desde 2007 el conjunto de galerías y obras de arte ha sido declarado Maravilla Natural de Colombia y es una excursión turística imprescindible para quienes se alojan en Bogotá.
La visita completa al interior, de unas dos horas, es larga y algo agotadora, pues se desciende por amplias galerías hasta el nivel de los – 180 metros de profundidad. Prácticamente se siguen las 14 estaciones del Vía Crucis, admirando las sobresalientes obras de arte ubicadas en su entorno; en cada estación hay un panel explicativo sobre las esculturas de sal y mármol que adornan cada estación a lo largo de las galerías.
Absolutamente impresionante es la Capilla Mayor, que parece un lugar irreal, con sus juegos de luces en un ambiente sublime. Los domingos se celebran misas en la capilla que cuenta con una capacidad para 8.000 personas.
Los mayores yacimientos de esmeraldas están situados en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca, ambos en el entorno de Bogotá; por eso resulta fácil encontrar estas piedras preciosas y únicas en joyerías especializadas de la capital. Es una de las compras recomendadas; las gemas se venden bien en bruto o bien, más comúnmente, trabajadas como joyas.
El comprador hará bien en tener en cuenta algunas sencillas recomendaciones con el fin de comprar esmeraldas con toda la garantía, de calidad y a un precio adecuado. Lo primero es que deben adquirirse siempre en joyerías o establecimientos de comercio debidamente autorizados, que proporcionen un Certificado de Autenticidad. Cualquier vendedor informal, con precios sorprendentemente "atractivos", le endosará una copia falsa o una piedra vulgar enmascarada de esmeralda. Es también conveniente evitar los intermediarios, sean guías, taxistas, etc., que incidirán en un aumento del precio, pues perciben del establecimiento una jugosa comisión de al menos un 15%, que al final la paga el comprador. Por lo demás hay piedras para todos los gustos y sobre todo para todos los bolsillos.
Visitando una mina virtual
Precisamente en una tienda especializada, que vende directamente gemas de una mina de Chivor en Boyacá, nos mostraron la maqueta de un yacimiento de esmeraldas. La extracción se hace de dos maneras, según la estructura de las vetas. La primera es la explotación subterránea clásica, horadando los túneles a determinada profundidad . Es más peligroso por el uso de la dinamita para abrir las galerías, porque los pasillos son muy estrechos, pero los túneles proporcionan las venas esmeraldíficas y las piedras están incrustadas en la pared. Si aparece albita, pirita y cuarzo blanco, es indicio de que están también las esmeraldas.
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| Esmeraldas en bruto. Foto www.esmeraldacolombia.com |
Otro sistema de explotación y extracción de las gemas es a cielo abierto, utilizando máquinas excavadoras que remueven la tierra, y a la zaga van los mineros recogiendo las piedras que aparezcan. Esta sistema está cada vez más limitado por las autoridades, debido al fuerte impacto ambiental.
Están también los guaqueros o "cazadores de piedras", que buscan en los ríos o en las arenas de las minas, donde se lavan las tierras, esmeraldas extraviadas en el proceso de producción.
Ya hemos dicho que en Colombia se producen el 80 % de las esmeraldas del mundo. El segundo productor es Brasil con el 15 % . El resto se halla en unos pocos países como Afganistán, India, Zimbabue y Zambia. La esmeralda colombiana está considerada como la mejor del mundo por su gran calidad, pureza, y su color profundo y variado; existen hasta 4.000 tonalidades de verdes diferentes.
Desde la mina las esmeraldas son transportadas a los centros de lavado, selección, tallado y pulido. Con un disco de bronce se tallan y con otro disco de estaño se pulen hasta quedar bien brillantes. Todo el proceso se hace con agua para que la piedra, que se calienta con el rozamiento, esté siempre enfriada. La ganga sobrante, la ” morralla” , se usa para bisutería. En cuanto al precio de venta, hay esmeraldas desde 300 hasta 50.000 dólares.
Por los Cerros Orientales de Bogotá
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| Cerros de Guadalupe y Aguanoso en el centro, y cerro de Monserrate a la izquierda. Foto Wikipedia |
Si desde el casco urbano miramos a las alturas del lado este de Bogotá, dos puntos atraen nuestra atención. Se distinguen claramente los dos cerros más altos que protegen y limitan el perímetro urbano: el Cerro de Guadalupe y el Cerro de Monserrate
El Cerro de Monserrateestá situado a 3.152 metros de altitud, y se erige en custodio de la ciudad. Está considerado como un lugar mágico y sagrado, y ha sido meta de peregrinación desde la época colonial.
En el siglo XVII existía ya una ermita dedicada a Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate; más tarde se levantó un monasterio de monjes cartujos y por fin en 1920 se erigió el Santuario al Señor Caído. Se puede llegar a pie, en teleférico o en funicular. Las vistas desde allí arriba son espectaculares. Y existen dos restaurantes recomendables.
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| Virgen del cerro de Guadalupe. Foto Wikipedia |
El Cerro de Guadalupe, contiguo a Monserrate, es un poquito más alto y en su cima se levanta una estatua de la Inmaculada Concepción, de 15 metros de altura, que extiende sus brazos hacia la ciudad. Tiene un mirador desde donde las vistas de la ciudad son fantásticas. Hay una tienda de artículos religiosos y artesanías, y una zona de comida.
La Quinta de Bolívar
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| Entrada de la Casa Museo Quinta de Bolívar. Foto https://kevin101828.wordpress.com |
Al pie del Cerro de Monserrate, se halla "La Quinta de Bolívar”, Monumento Histórico Nacional desde 1972. Hicimos una agradable visita de esta Casa Museo, con nuestra guía Carmen Trujillo.
La historia de este lugar nace hacia 1670,con la donación que Pedro de Solís hizo a la ermita de Monserrate, de 100 varas castellanas de un terreno ubicado al pie del cerro. En el año 1800, el capellán de Monserrate vendió este predio al contador de la Renta de Tabaco de Santa Fe ( de Bogotá ). El nuevo dueño hizo construir allí una quinta campestre, con la que agasajar al Virrey Antonio Amar con ocasión del cumpleaños de la Virreina.
Después de la Independencia, la quinta fue comprada por el nuevo gobierno y ofrecida como obsequio al libertador Simón Bolívar, como primer Presidente de la Gran Colombia. En 1821 era, por tanto, una Quinta ó casa de recreo, donde el caudillo solía retirarse a descansar, pues su residencia habitual era el Palacio Presidencial. Pero solamente la llegó a disfrutar unos escasos 10 años. Aquí se refugió en enero de 1830, poco antes de su muerte cuando la tuberculosis, la fiebre y la desilusión comenzaban a quebrar su resistencia. Falleció en diciembre de ese mismo año, en la ciudad de Santa Marta, a los 47 años.
Rodea a la casa un bonito Jardín en cuyo lado izquierdo hay un lugar de encuentro simbólico. Es una fuente rodeada por las banderas de todos los países liberados por Simón Bolívar, y adornada con la flora propia de esta zona, así como huerto un plantas aromáticas y medicinales.
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| Arriba Edificio principal. Abajo Salón Comedor |
El interior de la Quinta es el de un bello palacete, amueblado en estilo francés con muy buen gusto. El Comedor por ejemplo se trajo desde París; a Bolívar le gustaba la buena mesa y aquí se hacían muchas cenas. Al lado, el Gran Salón era escenario frecuente de fiestas, bailes y tertulias con las que celebrar las victorias de las campañas militares; también el lugar para recibir y agasajar a los visitantes ilustres e importantes de otras naciones y así tratar de consolidar la naciente República.
Es interesante el Salón de Manuelita, llamado así en honor de Manuela Sanz, ecuatoriana que conoció a Bolívar en Quito, cuando éste ya era viudo y estaba en el culmen de su gloria. Se enamoraron profundamente pero no llegaron a casarse, si bien Manuelita se convirtió en amante del Libertador. Curiosamente era analfabeta, y por él aprendió a leer y escribir. También realizó labores de espía para el prócer.. Su relación no duró muchos años. La casa se completa con dos Alcobas, la cocina,la despensa y las caballerizas.
La quinta quedó sin uso hasta que a mediados del siglo XX se convirtió en museo. Actualmente cuenta con un auditorio para conferencias y eventos. Y es muy activa en actividades culturales.
Zipaquirá, maravilla natural de Colombia
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| Capilla Mayor de la Catedral de Sal. Foto http://simonhampel.com |
La Catedral de Sal de Zipaquirá es un recinto sagrado construido en el interior de las antiguas minas de sal, a casi 200 metros de profundidad, según el diseño artístico del arquitecto bogotano Roswell Garavito Pearl. Si se le llama catedral lo es exclusivamente por su grandiosidad; el diseño técnico fue obra de un ingeniero también bogotano: Jorge Enrique Castelblanco Reyes.
Zipaquirá está a 49 Km de Bogotá, en el departamento de Cundinamarca, y a una altitud bastante parecida, si no algo mayor. La primitiva catedral se construyó en 1954 pero fue cerrada en 1990 por motivos de seguridad. El templo actual se inauguró a finales de 1995. El conjunto ofrece un interés cultural, artístico y religioso, y por supuesto también geológico, pues los depósitos salinos datan de hace 200 millones de años y consolidados en Zipaquirá hace “solamente “30 millones de años.
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| Grupo escultórico de la Natividad. Foto http://tomandmarcia.blogspot.com.es |
Los arqueólogos remontan la extracción inicial de bloques de sal al siglo V de nuestra era, habiendo constituido siempre este mineral, la base económica de aquella zona. Y se seguía explotando en la época del descubrimiento de América en el siglo XV.
El científico alemán Alexander von Humboldt, que visitó las minas en 1801, escribió la obra "Memoria razonada de las salinas de Zipaquira“, en la que realiza un análisis y puesta en valor de la explotación salinera. A partir de ahí las minas comenzaron a ser muy conocidas. Desde 2007 el conjunto de galerías y obras de arte ha sido declarado Maravilla Natural de Colombia y es una excursión turística imprescindible para quienes se alojan en Bogotá.
La visita completa al interior, de unas dos horas, es larga y algo agotadora, pues se desciende por amplias galerías hasta el nivel de los – 180 metros de profundidad. Prácticamente se siguen las 14 estaciones del Vía Crucis, admirando las sobresalientes obras de arte ubicadas en su entorno; en cada estación hay un panel explicativo sobre las esculturas de sal y mármol que adornan cada estación a lo largo de las galerías.
Absolutamente impresionante es la Capilla Mayor, que parece un lugar irreal, con sus juegos de luces en un ambiente sublime. Los domingos se celebran misas en la capilla que cuenta con una capacidad para 8.000 personas.
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